Arquitectura es casi todo

Escribir sobre arquitectura y ejercer como arquitecto conlleva mucho respeto por la profesión, y por todos sus alcances. Ahora pienso que muchos se preguntarán, ¿por qué afirmo esto?

La arquitectura ha estado presente desde los primeros tiempos, y con esta afirmación ya comienzo a adquirir una responsabilidad, porque, desde entonces hasta hoy, la arquitectura está y seguirá estando viva a pesar de la llegada de la Inteligencia Artificial (IA); y además, presente en todos los actos de la vida del ser humano, dónde nos bañamos, comemos o interactuamos, la calle, el jardín o el parque o el trabajo, el color, el clima o la comodidad del espacio, el asiento o, por qué no, el vaso, el plato o la silla, como lo fue con la Escuela de Arquitectura del Bauhaus en los años 40.

Desde finales del siglo XIX, y en especial por estas latitudes latinoamericanas, muchas de las variables de la Arquitectura que hoy son las bases de nuestro trabajo integral, tales como el lugar, el reto complejo frente al medio ambiente, el reciclaje, el espacio exterior, el espacio público, el manejo de residuos, la no generación de emisiones contaminantes, y algunas otras más, fueron variables que no eran objeto de una mayor atención y, por ende, de una respuesta por parte del arquitecto diseñador, que básicamente resolvía y trabajaba para diseñar y más tarde construir un encargo privado, como un edificio, una casa o un trabajo puntual, o cualquier tema como eje central y su misión y para la cual fue encargado,

Inclusive, también hemos visto ejemplos y producción de lo que yo denomino una Arquitectura Objeto, y esta, como un nuevo actor en el escenario urbano, pero que ignora o desconoce a todos los componentes que le rodean, o a veces, le responde como pretendiendo establecer una discusión formal entre lo que hay y la propuesta de Arquitectura que llega a ocupar un lugar puntual, al que no parece reconocer bien y no le responde armónicamente con la Arquitectura que ahora se integra a ese medio.

Hace 90 años nació la Sociedad Colombiana de Arquitectos como un organismo sin ánimo de lucro, integrado por arquitectos interesados en la calidad de la Arquitectura, su formación, su campo de ejercicio, su desempeño, su respuesta a la comunidad, con la ciudad y con sus colegas, la ética en su trabajo y una enorme cantidad de compromisos, retos y también logros, como ser reconocidos como un Organismo Consultivo del Estado, tener presencia y representación en muchas entidades distritales, nacionales y organismos de trabajo por la ciudad, por el sector privado, en el sector normativo y urbanístico y aquellas áreas donde se pueda hacer aportes productivos y constructivos y, por qué no decirlo, muy edificantes.

El arquitecto es como un comunicador de ideas, que resuelve en espacios todas las necesidades del hombre, y tiene un compromiso inmenso con el sitio, el lugar, -que no es lo mismo-, el clima, el usuario, en otras palabras, el medio, y en la medida que acierte con su trabajo, tanto su proyecto, como el sitio que lo contiene, se llenan de razones para su existencia con el tiempo y con el uso que se le da a su obra. Esa es la razón de la permanencia de las obras en la ciudad y así las ciudades adquieren vocación y funcionamiento, una inmensa responsabilidad que nuestra profesión tiene con las ciudades, el campo y los diversos lugares del territorio.

Nuestro oficio ha cambiado desde entonces y en especial en los últimos 60 años, hemos pasado del papel y los instrumentos de dibujo básico al computador y con este sus variados y diversos programas, cada vez más avanzados, que resuelven el proyecto en todas las dimensiones, calidades, cantidades y que permiten visualizar el trabajo en todas las formas, videos, planos, listas, valores y toda la información para las múltiples disciplinas que interactúan bajo el comando y responsabilidad del diseñador, que hace las veces de director de una orquesta.

Con este pequeño relato inicial describo una de las profesiones más apasionantes de todas, más comprometidas de todas y, sobre todo, de una gran responsabilidad con el ser humano, que habita el planeta desde los primeros tiempos, cuando era indispensable adaptar una pequeña cueva a su nuevo lugar de residencia.

* Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos

Escribir sobre arquitectura y ejercer como arquitecto conlleva mucho respeto por la profesión, y por todos sus alcances. Ahora pienso que muchos se preguntarán, ¿por qué afirmo esto?

La arquitectura ha estado presente desde los primeros tiempos, y con esta afirmación ya comienzo a adquirir una responsabilidad, porque, desde entonces hasta hoy, la arquitectura está y seguirá estando viva a pesar de la llegada de la Inteligencia Artificial (IA); y además, presente en todos los actos de la vida del ser humano, dónde nos bañamos, comemos o interactuamos, la calle, el jardín o el parque o el trabajo, el color, el clima o la comodidad del espacio, el asiento o, por qué no, el vaso, el plato o la silla, como lo fue con la Escuela de Arquitectura del Bauhaus en los años 40.

Desde finales del siglo XIX, y en especial por estas latitudes latinoamericanas, muchas de las variables de la Arquitectura que hoy son las bases de nuestro trabajo integral, tales como el lugar, el reto complejo frente al medio ambiente, el reciclaje, el espacio exterior, el espacio público, el manejo de residuos, la no generación de emisiones contaminantes, y algunas otras más, fueron variables que no eran objeto de una mayor atención y, por ende, de una respuesta por parte del arquitecto diseñador, que básicamente resolvía y trabajaba para diseñar y más tarde construir un encargo privado, como un edificio, una casa o un trabajo puntual, o cualquier tema como eje central y su misión y para la cual fue encargado,

Inclusive, también hemos visto ejemplos y producción de lo que yo denomino una Arquitectura Objeto, y esta, como un nuevo actor en el escenario urbano, pero que ignora o desconoce a todos los componentes que le rodean, o a veces, le responde como pretendiendo establecer una discusión formal entre lo que hay y la propuesta de Arquitectura que llega a ocupar un lugar puntual, al que no parece reconocer bien y no le responde armónicamente con la Arquitectura que ahora se integra a ese medio.

Hace 90 años nació la Sociedad Colombiana de Arquitectos como un organismo sin ánimo de lucro, integrado por arquitectos interesados en la calidad de la Arquitectura, su formación, su campo de ejercicio, su desempeño, su respuesta a la comunidad, con la ciudad y con sus colegas, la ética en su trabajo y una enorme cantidad de compromisos, retos y también logros, como ser reconocidos como un Organismo Consultivo del Estado, tener presencia y representación en muchas entidades distritales, nacionales y organismos de trabajo por la ciudad, por el sector privado, en el sector normativo y urbanístico y aquellas áreas donde se pueda hacer aportes productivos y constructivos y, por qué no decirlo, muy edificantes.

El arquitecto es como un comunicador de ideas, que resuelve en espacios todas las necesidades del hombre, y tiene un compromiso inmenso con el sitio, el lugar, -que no es lo mismo-, el clima, el usuario, en otras palabras, el medio, y en la medida que acierte con su trabajo, tanto su proyecto, como el sitio que lo contiene, se llenan de razones para su existencia con el tiempo y con el uso que se le da a su obra. Esa es la razón de la permanencia de las obras en la ciudad y así las ciudades adquieren vocación y funcionamiento, una inmensa responsabilidad que nuestra profesión tiene con las ciudades, el campo y los diversos lugares del territorio.

Nuestro oficio ha cambiado desde entonces y en especial en los últimos 60 años, hemos pasado del papel y los instrumentos de dibujo básico al computador y con este sus variados y diversos programas, cada vez más avanzados, que resuelven el proyecto en todas las dimensiones, calidades, cantidades y que permiten visualizar el trabajo en todas las formas, videos, planos, listas, valores y toda la información para las múltiples disciplinas que interactúan bajo el comando y responsabilidad del diseñador, que hace las veces de director de una orquesta.

Con este pequeño relato inicial describo una de las profesiones más apasionantes de todas, más comprometidas de todas y, sobre todo, de una gran responsabilidad con el ser humano, que habita el planeta desde los primeros tiempos, cuando era indispensable adaptar una pequeña cueva a su nuevo lugar de residencia.

* Presidente de la Sociedad Colombiana de Arquitectos