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Arte, droga y vida

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Columnistas elespectador.com
19 de septiembre de 2009 - 02:59 a. m.
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El 26 de agosto pasado la cubana Tania Bruguera presentó su obra, calificada de espectacular, en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Bogotá. Tania, de escasos 41 años, recrea sus exposiciones con actos que causan estupor en los espectadores.

Los organizadores del evento sabían que en una de sus presentaciones Tania había “jugado” a la ruleta rusa y debían presumir que en Bogotá no tendría un comportamiento pacífico. No en vano preguntó a personas que representaban a los actores del grave conflicto colombiano: ¿Qué es para usted un héroe?, y sólo faltó que respondieran que el campesino que toma los fines de semana una petaca de cerveza de las que patrocinan eventos populares y además cuidan de la salud de los colombianos pagando impuestos con dineros que extraen del bolsillo de los adictos al licor.

En Bogotá también jugó a la ruleta rusa porque ofreció a los asistentes galletas o rollitos de cocaína semejantes a los que se consiguen en los mercados domingueros de San Alejo. Y las “golosinas” de coca hicieron reaccionar a funcionarios del Estado, que repudiaron los pasabocas con el argumento de que “Las fronteras del orden ético no pueden ser transgredidas por el arte. No estamos de acuerdo con ningún tipo de espacio donde se atente contra la vida, y el uso de drogas es atentar contra la vida”, según lo expresó la Ministra de Cultura.

Al leer la noticia recordé centenares de eventos “artísticos” patrocinados con miles de millones de pesos del erario público que “invierten” las oficinas de cultura, turismo o fiestas, para ofrecer degustaciones y, sin medida, licor a niños, niñas y adolescentes para que vayan aprendiendo a ser “héroes”. En toda Colombia se realizan ferias y fiestas, reinados de todo lo imaginable, encuentros de grupos musicales, bazares en escuelas y colegios, celebración del día del campesino, del estudiante o del retorno en los que el licor es quien invita. Y todo esto con la complacencia de los gobernantes locales, que por esos días olvidan que el licor, como los estupefacientes, es un arma letal que atenta contra la dignidad y la vida de las personas y las familias colombianas.

No encuentro coherente la censura de la señora Ministra a la presentación artística de Tania Bruguera frente al apoyo generoso del mismo Ministerio y de las secretarías de Cultura departamentales y municipales a toda clase de eventos “culturales” que facilitan en nuestros jóvenes, jovencitas, campesinos y campesinas el consumo excesivo de alcohol.

 Carlos Fradique-Méndez. Bogotá.

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