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Columnistas elespectador.com
19 de octubre de 2009 - 12:56 a. m.
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Da vergüenza que voceros del Gobierno aseguren que no hay más plata para el funcionamiento de las universidades estatales, pero sí hay dinero, y por sumas millonarias, para regalarla y para la guerra; además, resulta más lamentable que el propio presidente Álvaro Uribe Vélez confunda un acto de retención del rector Moisés Wasserman con un secuestro, y por otra parte resultó extemporánea la intervención de la Fuerza Pública, por intermedio de la Policía, por cuanto la “encerrona” al rector ya se había superado...

De todas maneras son deplorables todos los acontecimientos que se presentaron en la Universidad Nacional de Colombia el anterior viernes y no puede ser posible que una minoría perjudique a la mayoría de los que allí asisten para estudiar.

Jorge Enrique Giraldo Acevedo. Santa Marta.

Sobre el libro prohibido de China

No es gratuito que al cumplirse 60 años de la Revolución China, el 1° de octubre, aparezca en la edición del domingo 4 de octubre de 2009 en El Espectador un artículo sobre el libro prohibido de China, presentado con reseñas y citas de cajón, elaboradas por comentaristas internacionales para publicitar libros realmente malos.

“El libro Mao, la historia desconocida es una victoria. Un asombroso retrato de la tiranía, la degeneración, los asesinatos en masa y la promiscuidad, una batería de bombas para el revisionismo histórico y una soberbia pieza de investigación”; “lo que Chang y Halliday han hecho es inmenso, sobrepasa, dentro del ámbito de las biografías, todo lo que se ha hecho anteriormente”, etc.

La Revolución China es el fenómeno político, cultural, económico y administrativo más asombroso de  los últimos años.

Un periódico liberal y con pensamiento democrático como es El Espectador, debe darle cabida a otra visión y análisis de la figura, y el aporte a la historia de China y de la humanidad que hizo Mao Zedong.

De pronto quieren ver en la plaza Tiananmen el retrato de Chang Kaicheg, al centro, a la diestra Reegan y Margaret Tacher y a la siniestra el retrato de Juan Palo II, y no el de un grande y extraordinario transformador de la sociedad.

Diego Vanegas Jaramillo. Rionegro. 

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