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La fuga de la ex directora del DAS María del Pilar Hurtado hacia Panamá y su asilo “político” otorgado por el gobierno panameño, con la complicidad de la embajadora de Colombia en ese país,...
La fuga de la ex directora del DAS María del Pilar Hurtado hacia Panamá y su asilo “político” otorgado por el gobierno panameño, con la complicidad de la embajadora de Colombia en ese país, Gina Benedetti, más las leguleyas argucias que vienen profiriendo las cabezas sindicadas de las “chuzadas” del gobierno pasado a través del DAS, plantean sin duda la urgente necesidad de que el presidente Santos defina política y ejecutivamente cuál es su posición respecto a la corrupción y el oscuro monstruo que representa éste y los demás actos delictuosos del anterior gobierno que se han venido descubriendo por la acción de organismos del Estado o gestión de los medios periodísticos.
Aunque la “luna de miel” con la nueva administración ha hecho que tirios y troyanos le bajen puntos al cuestionamiento a la gestión oficial por reacomodos o escépticas expectativas, hechos graves e inocultables de corrupción en los organismos oficiales, como este de las chuzadas a funcionarios y personalidades públicas, exceden los límites de la imparcialidad y de la fidelidad y hacen indispensable y oportuno, para la salud futura de la gestión del nuevo mandatario, que Santos marque los linderos de su postura y que no deje que le “taquen burro”, como él mismo dijo.
El ciudadano del común que no traga entero, sabedor y advertido de las artimañas que manejan Uribe Vélez y sus secuaces, ve en estos actos no sólo su soterrada participación, sino la prueba de la culpabilidad de los delitos que se les acusa.
Antonio Ramírez. Bogotá.
Qué tristeza
Los colombianos que confiamos en nuestro Estado de Derecho todavía no salimos del aturdimiento producido por la precipitada decisión del gobierno de Panamá, en relación con el asilo a la señora María del Pilar Hurtado. Personalmente, todavía no puede interpretar la declaración oficial, porque puede calificarse como ridícula, ignorante, cínica o una mezcla de todo. Como mencionó el presidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, en este caso se usa el derecho de asilo (concebido para proteger a las víctimas), para ocultar a la victimaria. Es una pena.
Diego Ordaz. Bogotá.
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