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De la Presidencia

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Columnistas elespectador.com
07 de junio de 2010 - 01:36 a. m.
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En la edición de El Espectador del domingo 6 de junio, en la sección ‘Alto Turmequé’, bajo el título ‘Sin Cambio’, se hacen aseveraciones que son falsas.

Desde la Secretaría de Prensa nunca hemos condicionado a periodista o medio alguno en la realización de entrevistas al Presidente de la República. En la prensa nacional e internacional se puede constatar que nunca hemos establecido limitaciones frente a personas, temas o medios de comunicación. La única limitación que hemos tenido ha sido de tiempo, por causa de la apretada agenda del Jefe de Estado.

 César Mauricio Velásquez. Secretario de Prensa. Presidencia de la República.

El verdadero salto al vacío

El presidente Uribe disolvió los partidos tradicionales, dando pie a la aparición de un archipiélago de movimientos aluvionales sin identidad ideológica ni horizonte programático. La irrupción de organizaciones alternativas fue socavada por la cooptación burocrática o por la implacable persecución a sus seguidores. Hoy sólo existe un partido, el partido de gobierno con la impronta uribista, cuyo heredero espera impaciente ser proclamado el 20 de junio. Es el triunfo del pensamiento único y de la prevalencia de un estereotipo político, vaciado de cualquier ideario, sólo guiado por su afán de copar, sin escrúpulos, los entresijos de poder, para perpetuarse, reproduciendo su estructura clientelista ad infinitum. Por ello, una vez más se frustra la esperanza de oponer al unanimismo gobiernista de Unidad Nacional —en que, paradójicamente, su mentor principal ha polarizado la opinión pública— una perspectiva para repensar el proyecto de país y de sociedad. La negativa del Partido Verde y del Polo Democrático de conformar una alianza cívica, tejida alrededor de acuerdos programáticos más que de adhesiones oportunistas, es un salto al vacío.

El purismo ideológico de “juntos pero no revueltos”, pese a las coincidencias estratégicas, va en contravía del pragmatismo político. Invocar ficticias barreras ideológicas de centro o de izquierda para abortar un frente común es una mezquindad maximalista. La euforia verde ha dado paso al realismo electoral. Reincidir en los viejos errores, rechazando alianzas viables, es sepultar cualquier posibilidad de remontar el triunfalismo santista. Simultáneamente, la apología al abstencionismo cae en la trampa de la anomia social, anulando la participación ciudadana. La abstención que, recurrentemente, ha superado la mitad del electorado, es un comodín perfecto para legitimar la práctica de “todo vale”.

 Edilberto Rodríguez Araújo. Profesor de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja.

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