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De William Vélez Sierra

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Columnistas elespectador.com
11 de julio de 2010 - 04:00 a. m.
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No es la primera vez que en los contenidos del periódico El Espectador, especialmente en la sección de investigaciones, aparece relacionado mi nombre de manera vaga e infundada, con temas que suponen escándalos periodísticos.

Con sorpresa he leído detenidamente en la edición del 4 de julio de 2010 el informe titulado “Nexos de los primos Nule y William Vélez”, acompañado de los informes titulados “No hay presiones, Néstor Eugenio Ramírez” y “El Zar de las Obras Públicas”, cuyos contenidos considero lesivos para mi nombre.

Ante todo, me extraña el hecho de que para la elaboración de este informe no haya sido consultado, como lo demandan los cánones elementales del periodismo, con el propósito de no generar malas interpretaciones o tergiversaciones.

Por lo anterior, me permito hacer las siguientes precisiones:

1. Como ciudadano colombiano, que goza de sus libertades en el marco de un Estado Social de Derecho y entre las que se encuentran la libertad de información y de libre empresa, tengo el derecho a invertir libremente en empresas nacionales o internacionales.

2. En el pasado he visitado las instalaciones del IDU, como las de muchas otras instituciones públicas y privadas, en desarrollo de gestiones legítimas y para documentarme sobre temas inherentes al ejercicio de mi actividad de empresario o que están relacionados con las empresas en las cuales tengo participación.

3. La frase “Un testigo de la reunión relató….”, expresada en el tercer párrafo del informe, parece inducir un ambiente misterioso, confuso e incluso oscuro a un acto que era todo lo contrario, pues se trató de una gestión absolutamente legítima y positiva, que paso más adelante a comentar. Por esa razón es inadmisible la forma en que está redactado todo el artículo mediante el uso de un lenguaje que lesiona mi buen nombre y el de mis empresas, que diariamente dedican su esfuerzo a cumplir con sus deberes ciudadanos.

4. Contrario a lo señalado en el informe aparecido en su diario, no poseo directamente acciones en la empresa Unión Temporal Transvial y mi relación con dicha Unión Temporal se reduce a ser un socio más y sin control alguno de la firma Megaproyectos S. A. que, a su vez, posee el 10% aproximadamente de la Unión Temporal Transvial y que nunca tuvo participación real alguna ni sobre el manejo de los recursos entregados como anticipo ni sobre la administración misma de la obra en la etapa constructiva.

5. Es preciso aclarar que la empresa Megaproyectos S. A. es una firma que asocia a cerca de 62 de las empresas y empresarios más reconocidos de Antioquia y donde ninguna de ellas tiene participación que le permita el control de la misma y de la cual nunca he sido miembro de su junta directiva. No puede confundirse esta sociedad como equívoca y malintencionadamente se hace en el articulo; con la sociedad Megaproyectos Iluminaciones de Colombia S. A., responsable del manejo del alumbrado de Cali en el cual sí tengo participación, pero que nada tiene que ver con el tema que nos ocupa.

6. La reunión del pasado 10 de junio de 2010, a que se refería este diario y donde asistimos 7 personas, en la cual participé como uno de los delegados de Megaproyectos S. A., surgió en el deseo del IDU de conocer aspectos relacionados con la problemática de la Unión Temporal Transvial. Es así como Megaproyectos S. A. reiteró al IDU la decisión de, una vez aclarados los alcances y las responsabilidades, estas se honrarían en cuanto corresponde a su participación.

7. Quiero dejarle en claro que, distinto a lo narrado en los numerales anteriores, no tengo ni he tenido otro tipo de vínculos y/o “millonarios” negocios con el Grupo Nule, como trata de insinuarlo el artículo publicado para establecer una relación que no existe.

8. Como resultado de esta reunión se acordó activar un comité conformado por la Compañía de Seguros, los representantes de Transvial, Megaproyectos S. A. y Conalvías S. A., empresa cesionaria del contrato, con el fin de hacer un balance de la inversión del anticipo y establecer el monto final faltante por legalizar. Se convino un término de 20 días para llevar a cabo esta conciliación y entregar un informe, tal como finalmente se hizo.

9. Por lo antes expuesto, no encuentro sentido a la aparición de un informe periodístico fuera de un contexto y bajo la insinuación de la comisión de alguna clase de acto irregular. Una mayor investigación de parte del equipo periodístico hubiera dejado claro que esta y sólo esta es la realidad de lo ocurrido, la cual puede ser confirmada por todos los demás asistentes a esa reunión.

 William Vélez Sierra.  Bogotá.

El Magazín digital

En las últimas semanas, una de las mejores noticias que nos ha traído El Espectador ha sido el regreso (progresivo) del anhelado Magazín. En su edición digital hemos podido ir recuperando el ritmo de las lecturas (poesía, cuento y crónica) que tanto enriquecieron nuestros días hace ya varios lustros. Soy uno de esos viejos coleccionistas del Magazín Dominical y de vez en cuando releo algunos de sus artículos y entrevistas. Ojalá pudiera volver en papel. Imagino que es difícil en estos tiempos ‘virtuales’ darse un gusto con lo ‘artesanal’ del papel, pero me gustaría que supieran que hay muchos lectores como yo que los apoyaría, ‘cueste lo que cueste’.

Ojalá sigan publicando ante todo cuentos. Es un género con poco espacio en el país, pero con mucho movimiento entre los nuevos autores y lectores. El cuento es un compañero fiel y cotidiano de muchos paseantes de la ciudad.

He visto con alegría que el nuevo Magazín virtual se ha ido consolidando como un escenario de apertura hacia nuevos autores. En buena hora. Ese ha sido uno de los sellos tradiciones de El Espectador.

 Pedro Escudriñez. Chía.

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