El Colegio expresa su rechazo y preocupación por el giro que el actual Gobierno Nacional le pretende dar al sistema de salud colombiano a través de los decretos que acaba de expedir al amparo de la emergencia social, en donde se pretende disminuir la calidad en la prestación de los servicios de salud al pueblo colombiano a punta de normas que afectan el acto libre y profesional que deben realizar los médicos. Rechazamos medidas como:
— Autorizar a las EPS para que los pacientes remitidos para valoraciones de especialistas en medicina interna, pediatría, ginecoobstetricia y anestesiología sean valorados y tratados por médicos generales, desvirtuando la razón de ser de la remisión médica. (Art. 7 del decreto 133 de 2010) y engañando a los pacientes esperanzados en una atención especializada.
— La tendencia a parametrizar todos los aspectos de la actividad médica con los estándares básicos que establecería el organismo técnico científico que se ha creado (Art. 3, 4 y 5 y 23 del decreto 131 de 2010) y cuya finalidad es evaluar en términos económicos sus decisiones (véase su conformación, Art. 6) y el cual se elige de manera antidemocrática.
— La modificación del esquema del Plan Obligatorio en Salud que se ha introducido a partir de lo definido en el decreto 131 de 2010 y con el cual se quiere hacer el esguince a las órdenes emitidas por la honorable Corte Constitucional en relación con la protección de los usuarios de la salud.
— La determinación de fijar estándares, pero sólo desarrollados por unas entidades sin el debido soporte científico que lo sustente (Art. 24 del decreto 131 de 2010).
— La inclusión de una nueva sanción ética a los médicos y odontólogos cuando su plan de manejo a un paciente ocasione perjuicio económico a las entidades de la salud.
Debemos recordar que ni los pacientes ni los médicos somos los responsables de la caótica situación de la salud que origina la emergencia económica.
José Norman Salazar. Presidente del Colegio Médico de Caldas.
Adiós a Philippe Ballongue
El domingo 17 de enero murió trágicamente mientras buscaba orquídeas por los lados de Choachí, Philippe Ballongue, un francés que llegó a Colombia hace unos años y se enamoró del país, de Bogotá y del barrio La Candelaria. En su entierro se leyó esta nota que recoge el sentir de vecinos y amigos.
“Simón Vélez definió de una manera muy precisa a Philippe Ballongue. Dijo, ‘era parte del paisaje de La Candelaria’. Y es cierto, Philippe vino de muy lejos y con su taller, sus piedras, sus flores, sus cocinados, su restaurante, sus toures a cuanto francés pasaba por Bogotá, su caminado, su carro destartalado, su sonrisa, con Sylvie, Louis y Jeremy, se volvió parte integral del barrio”.
Lo extrañaremos profundamente.
Luis Guillermo Torres. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com