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Las bases de una decisión trascendental como la del referendo infortunadamente se fundamentan en la posición política que tengan previamente los responsables de tomarla.
¿En qué queda y cómo se interpreta entonces el llamado Estado de derecho y de qué sirve la Constitución Política de Colombia? ¿Cómo es posible que sobre los mismos hechos se tengan dos conceptos e interpretaciones jurídicas diametralmente opuestas? ¿Cuál es la objetividad del derecho y de los respetados juristas consultados, como en el caso del Procurador General y del magistrado Sierra Porto, a propósito de la legalidad del referendo? Como si esto fuera poco, y dadas las recientes votaciones de la Corte Constitucional, es posible que finalmente la votación sea de 5 a 4, es decir, que un solo magistrado definirá y podrá aceptar o controvertir la decisión tomada por más de 5 millones de colombianos que firmaron el referendo por la reelección en 2010. ¿Es esto democrático y representativo?
José O. Ballén. Barranquilla.
Torpezas y más torpezas
Primera torpeza: los decretos de la improvisada, desesperada y torpe Emergencia Social. Ni las empresas de salud, ni los médicos, ni los pacientes le ven nada bueno a esa dichosa emergencia. Sólo el Gobierno. Y lo más probable es que la tenga que reversar. Decisión torpe a más no poder.
Segunda torpeza: la red de informantes estudiantil en Medellín. En ningún momento el Presidente dijo “estudiantes universitarios”; dijo, y lo recalcó, “estudiantes”. (Que algunos medios y otros uribistas hayan agregado luego la palabra “universitarios” es otra cosa, claro, pretendiendo suavizar el golpe). Meter a los niños y jóvenes a la guerra: doblemente torpe.
Tercera torpeza: red de informantes taxistas en Cali. Los taxistas honestos que se metan, a exponer el pellejo se dijo. Y los taxistas hampones, un problema mayor para la ciudad. Propuesta escandalosamente torpe.
Mario DeCastro. Cali.
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