En representación de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún) y por delegación de su Consejo Directivo, nos permitimos manifestar el desacuerdo con las recientes declaraciones del doctor.
Darío Montoya director del Sena, sobre las universidades colombianas. Sus afirmaciones no están de acuerdo con la realidad y son el fruto de los prejuicios y de la mala información de quien las hizo. El Sistema Colombiano de Educación Superior, si bien complejo y heterogéneo, es comparable en calidad y tamaño a muchos otros del mundo y uno de los mejores de Latinoamérica. Ha crecido en forma permanente en cobertura y en calidad; tenemos hoy en el país 932 programas con acreditación de alta calidad (de ellos, 30 de instituciones técnicas y tecnológicas) y 19 instituciones (una tecnológica). El reconocimiento académico y empresarial de nuestros programas profesionales y de nuestros posgrados se extiende por fuera de las fronteras del país y del continente.
El modelo de educación superior que el doctor Montoya sugiere en sus declaraciones está en contravía con las modernas tendencias mundiales y no es usado en ninguno de los grandes centros de conocimiento del mundo. La universidad sigue siendo el foco de desarrollo de la ciencia, la cultura y el arte, así como el principal formador de profesionales en todos los países de avanzada. Si bien la educación para el trabajo es importante y respetable, ella no es más que un aspecto limitado en el espectro amplio de la educación superior. Está equivocado el director del Sena al pensar que el entrenamiento para hacer bien un oficio genera conocimiento, innovación, invención, creación, ciudadanía y cultura.
José Fernando Isaza, presidente Ascún. Bogotá.
Moisés Wasserman, vicepresidente Ascún. Bogotá.
Más monólogos
El Espectador anunció la salida de la página web del ex presidente Uribe. Nueva que, viniendo de otra persona, refrescaría el ambiente. Todo porque resulta difícil suponer que alguien que se mueve como pez en el agua sólo en ambientes que controla, haga algo distinto en la nube cibernética. De por sí la afición que ha mostrado con el Twitter confirma su vocación al encriptamiento. Alguien preguntará cómo puede aparecer encriptado un personaje que se ufana de mantenerse “en contacto con el pueblo”. Lo que ocurre es que el estilo del dueño del Ubérrimo se reduce a monologar, no a dialogar. Él habla, pero no escucha. A él se le pregunta, pero no responde. Convendría estar alertas, porque muy posiblemente, Uribe continuará comunicando mucho de lo que a él le interesa difundir y poco de lo que nos interesa conocer.
Bernardo Congote. Bogotá.
