“El antihéroe…”

Así tituló su columna el pasado lunes festivo María Elvira Bonilla refiriéndose a la muerte del ‘Rey del pop’. Columna que me puso a pensar algunas cosas, ya que a pesar de no ser el gran admirador de este personaje, no puedo desconocer que desde pequeño fue un ser superdotado.

En esta nota, su autora, tilda a Jackson como un ser humano despreciable, como una figura repulsiva, asexuada, de pintas estrafalarias y de movimientos vulgares y provocadores.

María Elvira termina su columna con una frase en la que dice que da rabia cómo los medios inventan personajes, crean íconos y hacen de la miseria humana una virtud.

Lamentable. No me quiero convertir en un defensor del que ella llama un “ser humano despreciable”. Simplemente, apartándonos de todos los defectos que en vida haya podido tener este genio de la música, no podemos desconocer que en su campo pasarán muchos años para que cualquier otra persona lo iguale en sus récords, en sus triunfos, en sus ventas y en el número de fans.

Michael Jackson, después de los Beatles, ha sido la única persona capaz de arrastrar multitudes descomunales. Con sus pintas estrafalarias, sus movimientos vulgares y provocadores, creó una moda que adoptaron los grandes y los chicos. Los grandes artistas lo aclamaron y respetaron sin intervenir en su intimidad ni en sus labores cotidianas. Rompió todos los récords y, a pesar de los problemas que siempre lo acompañaron en su vida, parte de sus ganancias las invirtió en los más desprotegidos.

En esta columna, María Elvira no concibe cómo los medios dedicaron grandes titulares e interminables horas de transmisión informando de su muerte. Según ella, debido a la construcción de héroes de barro y derroche publicitario.

Creo que valdría la pena recordar la muerte de John Lennon, la princesa Diana, Airton Senna, Hitler, Elvis Presley y un sinnúmero de personajes que marcaron un hito en la historia del planeta, pero que como Michel Jackson también tuvieron algunos problemas de intimidad y comportamiento que no fueron aceptados por sus fans.

Sin embargo, los medios se volcaron varios días a transmitir la información sobre sus muertes, sin importarles que no les hubiera gustado su música, su juego, sus cachos y carreras, mucho menos algunos problemas de su intimidad.

Qué pasará cuando mueran grandes ídolos como Maradona, Shumacher, Madonna, Clinton, Fidel Castro y otros que sin meternos en su vida personal se destacaron más que otros.

Seguramente tendremos que tildarlos como seres despreciables.

 Quique Casasbuenas Iregui. Cali.

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