Con la conferencia “El infierno del banano”, del sociólogo Carlos Payares González, los sindicatos reunidos en Ciénaga conmemoraron la octogésima segunda versión de la Masacre de las Bananeras del 6 de diciembre de 1928.
En esta oportunidad se abordaron nuevas líneas de investigación sobre el banano y las bananeras, centradas en el origen de la empresa multinacional, el desarrollo de su principal producto, las situaciones truculentas de sus directivos y la metamorfosis de la United Fruit Company (UFCo) tanto en los Estados Unidos como en las llamadas “Repúblicas Bananeras”.
Se hizo evidente la correlación positiva entre la construcción de ferrocarriles en los países que aspiraban a consolidar sus Estados-nacionales y el crecimiento de la UFCo. Se comentó el caso de Costa Rica, donde a Minor Cooper Keith, magnate norteamericano de los ferrocarriles, de plantaciones y de la famosa “flota blanca”, que inicialmente llegó para la construcción de una línea férrea, se le concedieron tierras a los márgenes de las líneas para sembrar bananas, volviéndose latifundista y amasando una gran fortuna gracias a la explotación “esclavista”.
Otro tema abordado fue el alto consumo de bananos en Estados Unidos debido al efecto de una gran campaña de persuasión o manipulación mediante instrumentos para generar consenso popular sobre las virtudes de la fruta, apoyándose en la teoría psicoanalítica y su efecto en la publicidad, desarrollada por el formador de opinión pública (manipulación de la conciencia colectiva) Edward L. Bernays, quien era un experto en el tema y, además, sobrino doble de Sigmund Freud. Esta estrategia logró el incremento del consumo de bananos, generando una demanda por la fruta tropical insospechada en el tiempo y la necesidad de buscar nuevos enclaves de producción. En este sentido, para penetrar las masas se utilizaron potencialidades sobrenaturales de la fruta, con información llevada mediantes caricaturas y la sensual imagen de la cantante y bailarina lusa-brasileña Carmen Miranda, quien terminó en el logotipo de la empresa Chiquita, sustituta de la UFCo.
Para profundizar estos temas se recomienda el libro Banana. De cómo la UFCo moldeó el mundo, del periodista británico Peter Chapman, en la cual se muestran muchas facetas abordadas en la conferencia “El infierno del banano”. Sobre las bananeras, como en todo, no hay verdades apodícticas. Se requiere enriquecer permanentemente las interpretaciones, mejorando el nivel de investigación y así evitar la gran capacidad de algunos, no verdaderos historiadores, de construir alucinaciones sociales y posicionarlas en el imaginario colectivo como si fuera lo único real que pasó en la región.
Guillermo de la Hoz Carbonó. Ciénaga.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.
