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El Procurador y un editorial

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Columnistas elespectador.com
19 de febrero de 2010 - 03:42 a. m.
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Con suma sorpresa leí el editorial del pasado 15 de febrero, titulado “El Procurador en el caso Gómez”, donde de manera ligera se cuestiona mi independencia en el proceso del magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado y pretende que dé un paso al lado en la investigación, por la simple mención de mi nombre en un testimonio recaudado en el proceso.

Quiero a través suyo recordarle a quien funge como editorialista, que desde el momento en que recibí la investidura de Procurador General de la Nación asumí el compromiso indeclinable de esclarecer los magnicidios que tanto laceran la conciencia nacional, sin intereses de orden político o ideológico. Prueba de ello es la diligencia y oportunidad con la que vienen actuando los procuradores delegados en los procesos de Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro, Luis Carlos Galán y Álvaro Gómez, logrando avances importantes en cada uno de ellos.

El interés y la actividad de la Procuraduría en el magnicidio de Álvaro Gómez es el mismo que se les imprime a los magnicidios de Bernardo Jaramillo, Carlos Pizarro y Luis Carlos Galán. No existen privilegios ni preferencias a la hora de actuar en dichos procesos, pues mi actuación simplemente ha obedecido al cumplimiento del ordenamiento jurídico y al reclamo de la patria por conocer lo sucedido en tan lamentables sucesos.

El surgimiento de nuevas pruebas y, por ende, de nuevas hipótesis que orientan a la realidad los hechos, no pueden ser desconocidas por el Ministerio Público. Por el contrario, es mi deber como Procurador señalarlas en el proceso y ponerlas de presente al juez para que tenga la certeza de decidir en justicia.

Por tal motivo es inaceptable que sin mayor análisis el editorial cuestione mi independencia por la sola mención de mi nombre en un testimonio recaudado, dada la imparcialidad y seriedad con que se ha asumido el estudio de estos procesos. Ello no se ajusta a la dignidad del periódico que usted dirige, pues no es una apreciación responsable ni seria que obedezca a la realidad de los hechos ni a los elementos probatorios que reposan en los expedientes.

No se llega a la justicia plena, desprovista de sesgos, protagonismos o tardíos intereses, cuestionando la actuación diligente y eficaz de la Procuraduría en los magnicidios, sino distanciándose de los intereses oscuros que pretenden utilizar los medios de comunicación para desviar la línea de investigación que dejan entrever las nuevas pruebas.

Señor Director, no permita que El Espectador se convierta en instrumento útil de quienes no quieren que llegue la justicia plena, generando duda sobre la legitimidad y seriedad de mi función. Quiero pensar que las insidiosas insinuaciones del editorial sólo son producto del apasionamiento exacerbado de quien lo escribió.

 Alejandro Ordóñez Maldonado.Procurador General de la Nación.

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