Me refiero al editorial publicado bajo el título “La Comisión Asesora de Relaciones Exteriores”. Quedé atónita al leerlo.
No sé qué me impactó más: si la falta de conocimiento acerca de las funciones y conformación de dicha Comisión, o el ignorar la valiosa experiencia que puedan brindar al mandatario de turno quienes lo han antecedido en el ejercicio del poder y quienes se desempeñaron como sus cancilleres.
Me da la impresión de que el editorialista no se documentó adecuadamente acerca de los fines de la Comisión, cuya función no es brindar apoyo político puesto que se trata de un cuerpo consultivo. Tampoco sabe que las doctoras María Emma Mejía y Noemí Sanín son los dos miembros designados por el Presidente de la República de acuerdo con las normas vigentes.
Desconocer la experiencia de los ex presidentes constituye tamaño error, más aun si se juzga por los resultados del manejo que dieron a las relaciones internacionales. Estuve vinculada a la Cancillería durante los gobiernos de Betancur, Barco, Gaviria y Pastrana. Ocupé altos cargos tanto en la planta interna como en el exterior. Por supuesto, nunca faltaron problemas, especialmente con Nicaragua y Venezuela, así como cuestionamientos de los países vecinos al Plan Colombia. La manera inteligente y ponderada como los mandatarios y sus cancilleres los manejaron empleando los canales diplomáticos impidió que se llegara a la suspensión de relaciones o a una confrontación que pusiera en peligro la seguridad y la economía del país.
No fue necesario, por lo tanto, crear comisiones de expertos: además de los valiosos aportes que daba en su momento la Comisión Asesora, bastó el buen desempeño de los funcionarios del Ministerio (incluyendo, por supuesto, a quienes integraban las misiones diplomáticas) y la asesoría de juristas y ex diplomáticos a quienes se les convocaba ocasionalmente.
Tengo la impresión de que la creación de unas comisiones para diseñar la política exterior al cabo de siete años de haberse iniciado la Administración Uribe es un reconocimiento tácito al deficiente manejo diplomático que se ha venido dando.
Como respaldo a mis afirmaciones, me permito sugerir que se dé una lectura a la obra La ilusión posible, publicada por el prestigioso ex canciller Guillermo Fernández de Soto, acerca del manejo de la política exterior en el gobierno de Andrés Pastrana.
María Cristina Zuleta de Patiño. Ex embajadora ante los gobiernos de Costa Rica y Perú.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.