Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La noticia aparecida el jueves sobre la detención del muchacho que lideró un grupo en Facebook aparentemente con la intención de asesinar al hijo de Uribe es aterradora. Estamos entrando en un típico régimen de terror, de aquellos de las peores dictaduras derechistas.
¿Cómo así que este joven es un delincuente y el señor Granda no? ¿Y los honorables ricachones beneficiados con el AIS no cometieron delito al quitarles a los pobres la oportunidad de mejorar un poco sus condiciones? Y así podemos seguir haciendo una lista interminable de injusticias.
Elsa Colmenares Durán. Medellín.
Sobre el glifosato y sus efectos
Corría el año 1969; conocí a un amigo con quien trabajamos juntos, capitán Carlos González, ex piloto de la Fuerza Aérea dedicado a la fumigación. Él me comentaba que el piloto debía extremar cuidados porque el veneno producía sueño y se podía accidentar. Como lamentablemente ocurrió un año después: murió en labores de fumigación en Urabá.
Hoy en día me correspondió personalmente fumigar con glifosato un lote del vecindario plagado de toda especie de alimañas; lo hice pero me afectó la salud considerablemente. Sentí mal mi sistema nervioso por espacio de 24 horas, sentí náuseas y dolor de cabeza.
Había una madriguera de ratas en el lote; vertí en el agujero un baldado de glifosato y acabé con esta plaga. Seis árboles papayos no se fumigaron. Con el solo efecto transmitido por la atmósfera murieron.
En atención a las anteriores observaciones y experiencias comprobé que sí es nocivo el glifosato para los humanos, los animales y cultivos. Valdría la pena revisar la disposición existente de fumigar nuestro territorio en frontera con Ecuador o en el Cauca, donde se está esparciendo, para evitar más reclamaciones que en mi concepto tienen fundamento.
Fabio A. Ribero Uribe. Socorro.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com
