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Foto errada

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Columnistas elespectador.com
05 de octubre de 2010 - 02:53 a. m.
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En la edición de hoy, domingo 3 de octubre, aparece en la página 43 un artículo sobre la reunificación alemana, acompañado de una foto en la que se muestra a policías enfrentados con protestantes.

El pie de foto sugiere que las protestas tienen como tema las desigualdades surgidas o perpetuadas tras la reunificación alemana entre los ciudadanos del este y el oeste, es decir, se sugiere que los protestantes son probablemente ciudadanos de la antigua RDA, lo cual se ve ratificado al leer el artículo.

La razón para escribir esta carta de opinión es que la foto que acompaña el artículo mencionado presenta una imagen de una protesta totalmente ajena a las desigualdades entre Alemania Oriental y Occidental. Esa foto fue tomada en Stuttgart (ciudad que por lo demás está bastante lejos de la antigua frontera entre este y oeste) en el marco de las protestas en contra del proyecto Stuttgart 21, un megaproyecto de construcción de una estación de trenes que conectaría  directamente a varias ciudades de Europa y que supone la inversión de millones de euros. La foto no tiene nada que ver con la reunificación alemana, ni con el hecho de que el nivel de vida de los ciudadanos del este no haya mejorado tras la reunificación. De allí mi sorpresa ante la publicación de esta foto en relación con el tema del artículo y mi pedido de que revisen más exhaustivamente las imágenes que publican, pues es bien sabido que “una imagen vale mal que mil palabras”.

  M. Chaparro.  Stuttgart.

Cierre Universidad de Antioquia

Ya son casi tres semanas desde que la Universidad de Antioquia fue cerrada. Sorprende, y duele, que sea imposible encontrar en las páginas de El Espectador una sola referencia a un acontecimiento que afecta directamente a más de cuarenta mil estudiantes, más de cinco mil profesores de cátedra, y no sé cuántos profesores ocasionales, vinculados y empleados administrativos. Los problemas a los que se enfrenta la Universidad, atrapada entre la violencia delincuencial y la asfixia presupuestal a la que la somete la administración departamental, son graves. A juzgar por las páginas de El Espectador, sin embargo, parecería que no ha pasado nada. El silencio de la opinión pública nacional no pueden sino generar en los universitarios una sensación de tristeza y desamparo. ¿Acaso la universidad pública no tiene dolientes entre ustedes?

 Jerónimo Tobón. Medellín.

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