“Guiños”, pero de los el ectores

Sobre el editorial “Guiños presidenciales”, del periódico El Espectador (miércoles, 21 de abril de 2010), bien vale la pena anotar que el actual mandatario, Álvaro Uribe Vélez, los podrá hacer pero en forma privada y de ninguna manera en forma pública como efectivamente los viene haciendo.

No cabe la menor duda de que esta situación se está presentando desde la “caída” del embeleco del referendo reeleccionista por decisión mayoritaria de la Corte Constitucional en que primó lo jurídico sobre lo político; y no cabe la menor duda de que el actual Mandatario se atrevió a respaldar  públicamente al candidato Juan Manuel Santos y, por lo tanto, ya ha incurrido en una falta o acción indebida de intervención en política partidista. Lo que no le está permitido. En las actuales circunstancias parece que no existiera una entidad llamada  Procuraduría General de la Nación.

Ante los últimos hechos políticos al Mandatario colombiano lo que más le conviene es realizar las gestiones del caso en programas sociales, sobre todo en materia de empleo y procurando disminuir el grave problema de los desarraigados o desplazados. En cuanto a los candidatos presidenciales, que ellos profundicen sobre sus iniciativas, alternativas y propuestas de gobierno; además, que participen en foros y debates de opinión, eso sí para lograr los guiños de la ciudadanía en las próximas elecciones presidenciales del 30 de mayo y, sobre todo, teniendo en cuenta que la presente campaña proselitista es breve en tiempo.

Por lo tanto resulta muy acertada la parte final del comentario editorial del periódico El Espectador al aseverar que “en síntesis, quien por mucho tiempo fungió de candidato-presidente, hoy es Presidente apoyando candidatos”.

 Jorge Enrique Giraldo Acevedo.  Santa Marta.

En defensa de la institución

Dicho sin más rodeos ni tapujos es humano el pecar; de tal manera que sin aplaudir el pecado de los sacerdotes pederastas tenemos que hacer claridad que no es la Iglesia la culpable; que el culpable es el hombre a quien debemos reprochar su actitud con todo rigor. Pero a la Iglesia dejémosla quieta. Eso sí, exijámosle sanción para los responsables. No se puede estigmatizar a toda una institución por el comportamiento atroz de un sinvergüenza. Y que les caiga encima todo el peso de la Ley sin contemplación. Eso no tiene perdón de Dios ni de la humanidad. Reitero, que la Iglesia no asuma responsabilidades que algunos detractores pretenden cargarle. Ella no puede poner un gendarme detrás de cada sotana.

 Fabio Antonio Ribero Uribe.Socorro.