Es sumamente preocupante que Héctor Abad, un analista sofisticado, haga errores básicos sobre el cambio climático en su columna “Tal vez el diablo”.
Abad afirma que, sin los inventos de Thomas Midgley, tal vez no habría necesidad para las negociaciones sobre el cambio climático. Es cierto que los inventos de Midgley contaminaron nuestro aire y dañaron la capa de ozono. Pero no se puede confundirlos con el cambio climático, que se debe al efecto invernadero (aunque este proceso tiene algunos nexos secundarios con la capa de ozono y los CFC). Una de las tecnologías clave en acelerar el efecto invernadero —el motor de combustión interna— fue desarrollada en el siglo diecinueve, antes de que Midgley hubiera nacido. Y, como se sabe, las emisiones de gases de efecto invernadero han continuado en aumento después de que las tecnologías de Midgley cayeron en desuso.
Lo interesante de la historia de la capa de ozono es que encontrar e implementar una solución global fue bastante fácil, ya que sólo toca reemplazar unas pocas sustancias (como son los CFC) en nuestros procesos industriales. En cambio, luchar contra el calentamiento global ha sido más difícil, en parte porque implica reformar una gama de actividades, incluyendo el transporte, la generación de energía y la deforestación.
Henry Mance. Coautor, con Manuel Rodríguez Becerra, de “Cambio climático: lo que está en juego” (2009).
¿Editorial neoliberal?
Causa preocupación que el editorial del periódico El Espectador del día sábado, sobre el sistema pensional colombiano, omita mencionar más de un dato que habría permitido un análisis ponderado y menos tecnócrata. Nadie pone en duda que más de un vivo logró que el Seguro Social subvencionara su pensión antes de terminadas las semanas de cotización. Pero ello no es razón suficiente para culpar a quienes cotizan con el Seguro Social de ser los culpables del hueco fiscal o de ser, como por poco y lo sugiere el editorial, una parranda de aprovechados que nunca trabajaron y ahora vienen a aprovechar del Estado y los impuestos de los colombianos. Por favor, están hablando de personas que trabajaron honradamente durante muchos años de su vida para recibir una pensión. En esto hay descaro. Olvidan además los defensores de este tipo de enfoques que el fondo de pensiones del ISS fue desfalcado por varios gobiernos. Plata hubo. La plata de muchos de los que ahora son los chivos expiatorios de las malas políticas gubernamentales. Entre tanto, hechos como el de la capitalización del Banco Central Hipotecario con recursos del fondo de pensiones son obviados. E igual ocurre con los autopréstamos. ¿Y ahora el hueco fiscal es en parte culpa de estas personas?
Carmelita Idárraga. Bogotá.
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