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La enseñanza de las matemáticas

Columnistas elespectador.com

22 de octubre de 2009 - 09:48 p. m.

El doctor José Fernando Isaza, rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, en su artículo de ayer dice:

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“En Colombia, de cada 1.000 estudiantes que cursan los grados de primaria, 240 logran acceder a la educación superior. Y de cada 1.000 jóvenes que entran a una universidad, 2,2 estudian matemáticas y 1,5 física. Es decir, de cada 1.000 niños que entran a primaria, menos de cuatro se orientan hacia las matemáticas o física profesional”.

A riesgo de meterme en camisa de once varas, creo que ese cálculo es errado, pues para que ingresen 1.000 estudiantes a la universidad, según la secuencia, se necesitarían 4.160 jóvenes que ingresen a educación primaria. Luego, la conclusión está errada y nos daría que de cada 4.160 niños que ingresan a primaria, solamente cuatro se orientan a las matemáticas. Hay diferencia de 1.000 a 4.160 . Esto indicaría de verdad el fracaso de la enseñanza de las matemáticas en Colombia.

 Flavio Bustamante V.  Bogotá

Apologistas del aborto

El señor Yamhure, basado en su fundamentalismo religioso, dice que cuando se unen los gametos y se fertiliza el óvulo se produce el milagro de la vida. Ignora que el gameto masculino y femenino están vivos; de lo contrario, no habría fecundación, que es el proceso de formación de un organismo que generará un ser con las características fenotípicas y genotípicas de sus progenitores. Es un proceso de división celular que poco a poco va a adquirir forma determinada a las características de su especie. Sea un perro, un gato, una ballena o un “cristiano”.

Cuando dice que: “En los pénsum veremos cómo a las clases de química, física, historia, cálculo y geografía se le incluirá una nueva asignatura, en la que los jóvenes estudiantes aprenderán en qué casos podrán abortar”, eso no debe ser una asignatura sino complemento de materias como la geografía humana, la química orgánica y la física. Con la primera, hacerles ver que la distribución de la tierra debe ser justa para que a través de ella produzcamos alimentos suficientes para que esas vidas se desarrollen normalmente. El desplazamiento, robo de las tierras a los campesinos, desequilibra toda forma de calidad de vida. Si los católicos son enemigos de la planificación familiar, allá ellos, que tengan los hijos que quieran. Pero obligar a las mujeres a que tengan que tener el hijo producto de violación, malformación o indeseado, eso sí es un crimen, además de violar el derecho de ella sobre su cuerpo.

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 Fernando Arias G. Cali.

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