Publicidad

La Iglesia “perseguida”

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Columnistas elespectador.com
13 de mayo de 2010 - 05:09 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Benedicto XVI afirmó en Portugal que la Iglesia es culpable de sus propios pecados, pero, al tiempo, es víctima de una fuerte persecución.

La afirmación, como siempre, les dispara a Dios y al Diablo. De esta forma Benedicto resulta doblemente aplaudido, porque dice tener el valor de confesar los pecados eclesiales, pero también de “denunciar” que la Iglesia se encuentra, como siempre, perseguida injustamente.

Pero la crisis eclesial está explicada, ¡y vaya que lo está!, sólo por los pecados de los clérigos, no por persecución alguna. Ello debía llevar a que por primera vez en su historia la Iglesia asumiera su alta responsabilidad social por los estropicios que ha causado la proclividad pederasta de numerosos sacerdotes y connotados cardenales en lugar de seguir distrayendo con persecuciones paranoicas. Dado que perseguir es “seguir a una persona o animal que huye con intención de alcanzarlo”, el Vaticano no puede ser al tiempo culpable de sus pecados internos y víctima de una persecución, pues con ello deja ver que la Iglesia se está persiguiendo a sí misma, lo que es cierto, pero les echa la culpa a sus perseguidores, lo que es falso. El Vaticano está haciendo algo parecido a lo que hacen los perros cuando intentan morderse la cola. ¡Y esta sí que es una persecución infinita!

 Bernardo Congote. Bogotá.

“Vox twitter, vox dei"

Como lo dijo El Espectador el lunes, “sorprendió” el anuncio de Mockus con respecto a su imposible alianza con el Polo y Petro. Como lo sugirieron algunos foristas, lo más sorprendente es que Mockus “invoque” la “opinión” de los usuarios de Twitter para pronunciarse. Es decir, ¿“vox twitter, vox dei”? ¿Hasta dónde nos llevará la obsesión por la popularidad en las redes sociales? ¿La voz del pueblo virtual es una nueva forma de soberanía?

¿La voz de las redes sociales es la democracia real? Déjenme ser bastante escéptico y pesimista. Permítanme plantear mis reservas con respecto a estas nuevas formas de hacer política. No quiero presentarme como un tipo chapado a la antigua, pero no deja de desvelarme el imaginar a dónde iremos a parar a punta de encuesta diaria y Twitter por minuto. Aquí en mi pueblo, en uno de esos pequeños municipios en los que Mockus no se aparece ni en las curvas, ya mucha gente vive conectada a internet casi todo el día. Para la muestra yo mismo, un pensionado que aprendió a usar computadoras a los sesenta y cinco años. Lo que sí no quiero aprender es a repetir como un loro lo que me dictan en internet. Por eso son tan importantes los periódicos serios.

 Pedro Escudriñez. Guepsa.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.

Conoce más

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.