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Me puse a leer las reacciones de los lectores virtuales de El Espectador sobre el Baloto ganador.
Aunque no soy psiquiatra ni sociólogo, me pareció constructivo el ejercicio. No acostumbro a sumergirme en ese mar picado de los foros virtuales porque por lo general los comentarios son subidos de tono y los comentaristas especulan sobre todos los temas y lanzan toda clases de acusaciones sin ningún sustento. Sin embargo, en esta ocasión me animé a recorrer el “extraño mundo de los comentaristas anónimos”.
Se puede hacer toda una etnografía de la “colombianidad” (ahora que columnistas y lectores se encarnizan en ese debate) a través de los “foros virtuales”. Hay que tener el hígado sano para hacerle frente a gente que escribe en buena parte vulgaridades, insultos y amenazas, además bajo alias como “doble cero”, “paisacoraje”, “motosierraensangrentada”, “narcoparacode nari” o “la última madriguera”. Nombres que develan nuestra cultura “art-narco”.
Éste es mi balance: de 31 opiniones escritas por los lectores virtuales, el 90% refleja un sentimiento de envidia desmesurado. A juzgar por esas reacciones, hasta un billete de lotería es algo infame, necesariamente fraudulento y sobre todo, un tiquete seguro hacia la muerte, pues la mayoría de los “comentaristas” coinciden en que el ganador debe irse de Colombia antes de que lo secuestren, lo asesinen o se suicide. Además se atreven a decirle que no comparta ni un peso con nadie (ni con familiares ni amigos ni con entidades de caridad) y que lo mejor es que se esconda y rápido. Se constata una especie de fatalidad del destino entre nosotros, que se juega hasta en la lotería!
El consenso de los comentaristas apunta a aconsejarle al que se lo ganó a “gastarse rápido toda la plata, (más de 20.500 millones de pesos), preferiblemente en “una gran borrachera con prepagos de la televisora”, y a prepararse para que “lo secuestren”. Incluso un anónimo escribió que “no juego lotería porque soy un tipo con suerte que seguro si la juego me la gano y después me desaparecen” y otro propuso que no se publicara ni siquiera la noticia del ganador.
En conclusión, mi aventura en estos parajes me lleva a decir que hay un gran contraste entre las cartas de los lectores, y los comentarios sueltos de los lectores virtuales. Aunque un lector anunciaba el otro día el fin de los blogs, ojala por lo menos no se acaba nunca esta sección de “cartas de lectores”, donde encontramos escritos más elaborados y respetuosos, sin que mengue lo polémico.
Y pensar que la noticia publicada por El Espectador simplemente decía que los números ganadores del Baloto habían sido: “04, 10, 12, 23, 30, 36”. A veces uno se pregunta ¿hasta dónde (y hasta cuando) debería llegar la “libertad de expresión”?
Laura Ladino. Barichara.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com
