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La lógica verde de Uribe

Columnistas elespectador.com

28 de abril de 2010 - 10:09 p. m.

Al presidente Uribe le faltaron buenas clases de lógica en la universidad.

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En una reciente aparición suya, en el marco del Seminario Internacional de Derecho Constitucional realizado en Medellín el pasado 27 de abril, el Presidente trató de defender ante estudiantes y profesores universitarios la tesis según la cual la seguridad es inseparable de la legalidad. Uribe quiso argüir a favor de esta tesis a partir de la siguiente premisa: “Uno no puede adelantar un proyecto de seguridad sin un proyecto de legalidad”. En el lenguaje de la lógica, esta premisa, de ser verdadera, expresa dos cosas: 1. Que la seguridad es condición suficiente, pero no necesaria, de la legalidad, y 2. Que la legalidad es condición necesaria, pero no suficiente, de la seguridad. Lo primero quiere decir que siempre que hay seguridad, la legalidad viene, por decirlo de algún modo, por default, y al mismo tiempo significa que la sola legalidad puede darse, a pesar de todo, en un contexto de inseguridad. Lo segundo quiere decir que si bien se requiere legalidad para alcanzar la seguridad, hace falta algo más que la mera legalidad para llegar a la seguridad. Visto así, la tesis de Uribe "la seguridad es inseparable de la legalidad" no es equivalente a la tesis "la legalidad es inseparable de la seguridad" (ejemplo: que yo no pueda vivir sin mi enamorada no implica que mi enamorada no pueda vivir sin mí, creerlo es autoengañarse).

Lo que resulta particularmente curioso es que en la misma intervención el presidente Uribe afirmó que "el tema del respeto a la ley es inseparable de la seguridad, porque la inseguridad es el camino para el irrespeto a la ley". Esto sólo puede significar una de dos cosas, a saber: o que la seguridad es condición necesaria y suficiente de la legalidad (“y del mismo modo en sentido contrario”) o que el presidente Uribe cayó en una evidente falacia argumentativa. Me inclino por la segunda posibilidad. La razón: si bien basta con que haya seguridad para que haya legalidad, no es cierto que la sola legalidad baste o sea suficiente para que haya seguridad. De donde se sigue que Uribe cometió una fragante falacia lógica al afirmar que si no hay seguridad, no hay legalidad (después de todo, es concebible un infierno regido por leyes).

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Parece claro que los intentos afanosos y desesperados del presidente Uribe por vincular como sea el tema de la legalidad (tan de moda por estos días tan verdes) a su programa bandera de la seguridad lo llevan a pagar el alto precio de la violación (una más) a las normas mismas del buen pensar. Pero no hay que culpar a nuestro Presidente, hay que culpar al sistema educativo colombiano que desde hace más de 200 años se resiste a enseñarnos cómo pensar correctamente. Por último, también resulta particularmente curioso que en otra parte de la misma alocución presidencial Uribe dijera que "las únicas armas de la política tienen que ser los argumentos". A mí me hubiera gustado darle la razón a Uribe y su intento de disfraz de Linterna Verde, pero me es imposible.

 Carlos Garzón Rodríguez.  Bogotá.

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