Según la marea uribista, es la Justicia. De boca del ex presidente Uribe se ha venido sembrando la especie de que en medio del país perfecto que fue la Colombia del último octenio, una especie de bruja desquiciada, que sería la Justicia, habría dañado la fiesta.
Verdad mentirosa que ha salido a flote precisamente ahora que estos oscuros personajes están siendo indagados, sentenciados y encarcelados eficazmente por esa misma Justicia “ineficaz”. Sospechosa a cual más la estratagema, en la elección de nuevo Fiscal ha surgido el ponderado argumento de que la justicia colombiana posee todas las virtudes y defectos de Colombia, de modo que resultaría traído de los cabellos recrear la perversa especie de que “mientras a la Justicia le va mal, al país le va bien”.
El Poder Ejecutivo que empeñó los anteriores ocho años en desprestigiar la justicia mientras él jugaba todo lo sucio posible para desajustarla, ha quedado al desnudo como quien urdió esa trampa para autoencubrirse ante la inevitable posibilidad de que el Poder Judicial, una vez librado de la persecución impuesta, saliera a flote como lo ha hecho, a ejercer libremente sus funciones. Curiosamente ahora que las ejerce, ahora que el nuevo Presidente ha cerrado filas en torno a la institucionalildad de los poderes y ahora que las cárceles se abren para recibir a los miembros de la “empresa criminal” urdida por el anterior régimen, la minoría vociferante sale por todos los medios a “denunciar” la fragilidad de la Justicia. Eso sí, al tiempo que los amigos de Óscar Iván Zuluaga recaudan fondos para defender a los amigos de Uribe de la Justicia mal tratada por Uribe, simplemente porque “el que algo teme, algo debe”.
Bernardo Congote. Bogotá.
Fe de erratas
En el artículo “El mundo de Klo”, publicado ayer, sobre el taller de arte del mismo nombre para niños, se mencionó erróneamente entre los ex alumnos destacados al senador Armando Benedetti. Se trata por supuesto de su hijo y homónimo.
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