Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

La salud en emergencia

Columnistas elespectador.com

08 de enero de 2010 - 08:42 p. m.

A propósito del editorial del domingo, “La salud en emergencia”, quiero hacer las siguientes consideraciones: además del decreto con fuerza de ley que declara la salud como una enfermedad terminal y un verdadero juego de suerte y azar, la tal emergencia social está buscando al ahogado río arriba, está tratando de subsanar la crisis en algunos departamentos, hospitales y EPS, con réditos políticos para el Gobierno.

PUBLICIDAD

La causa estructural de la crisis profunda del sistema de salud hay que buscarla en el modelo neoliberal que convirtió la prestación de este servicio en un negocio capitalista de ganancia sin medida, destruyendo de esta forma una de las conquistas más grandes del sistema democrático, como era el sistema de la seguridad social, tal cual lo hizo el ministro de la “Protección” Social, el año pasado, entrando de la mano del Esmad, para desalojar por la fuerza a médicos, personal administrativo y trabajadores, desmantelando así el principal Hospital del Seguro social, hoy convertido en un gran negocio privado.

A esto tenemos que agregar como causa estructural del despelote la “seguridad democrática”, que se está comiendo no solamente la educación, sino que también está matando la salud pública del país, robándose un alto porcentaje del presupuesto nacional para la guerra.

Mientras en Estados Unidos había un gran debate de puertas abiertas sobre la reforma al sistema de salud, en Colombia el Gobierno aprobaba a puerta cerrada y en secreto el decreto de emergencia social, al margen del Congreso y de los gremios interesados, demostrando inequívocamente el tipo de democracia y de Estado que rige en Colombia, donde la salud de los colombianos es, definitivamente, un verdadero juego de suerte y azar.

 Tiberio Gutiérrez. Bogotá.

Justicia injusta

Los colombianos estamos en la olla, pero en la olla podrida de nuestra justicia que para todo encuentra una rebaja de penas. Quien confiesa delitos atroces, por denunciar a sus compinches, es dejado en libertad. Los militares capturan a delincuentes y pagan con sus vidas para que el juez del caso deje vencer los términos. Y, caso contrario, el de Soacha con los falsos positivos, ahora quedan en libertad 20 militares y por la misma razón: vencimiento de términos. ¿Cuánto vale una vida en Colombia? Los tribunales conocen las tramoyas de los abogados para retardar y retardar los procesos y de esta manera liberar a los delincuentes y, sin embargo, no pasa nada. A un muchacho que se roba una pendejada en una supermercado o tienda le dan  cuatro años de prisión; al que le toca las nalgas a una muchacha en la calle, otros cuatro, y al criminal que confiesa 100 o más asesinatos, de los 10 a 20 años que le dan, con las rebajas pasa a ocho. ¡Increíble!

Read more!

 Diego Serrano Acevedo. Bucaramanga.

Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.

Conoce más

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.