No hay evidencias que demuestren que por ser las IPS de propiedad de las EPS se afecte la calidad del servicio, por un supuesto conflicto de intereses, tal como lo sugiere el editorial de El Espectador del 13 de diciembre.
El conflicto es más evidente cuando el interés por la salud del paciente se mezcla con el interés por la rentabilidad económica de la clínica de la cual el médico es su dueño.
No es casualidad que la sociedad siempre haya tratado de regular la conducta de los médicos. El código de Hammurabi, escrito en el año 1760 a. de C., decía por ejemplo que si el paciente moría después de una cirugía, se le cortarían las manos al médico. También regulaba cuánto podría cobrar a sus pacientes. En Colombia está vigente el juramento de Hipócrates, que el médico hace ante la sociedad como garantía de que sólo perseguirá el bienestar de su paciente.
Pero los tiempos han cambiado y hoy la medicina se ejerce de una manera muy distinta a como era en tiempos de Hammurabi e Hipócrates, cuando el médico sólo poseía su saber, sus manos y unos pocos instrumentos y medicinas. No existían clínicas con sofisticadas tecnologías ni éstas eran propiedad de los médicos, que han desplazado la labor del médico basada únicamente en su conocimiento y sabiduría, y que además han elevado exponencialmente los costos de la atención.
Por eso hoy deberían revisarse y ajustarse los códigos de conducta y el mismo concepto de la autorregulación médica. Habría que preguntarse si los 6 a 8 puntos del PIB que la sociedad colombiana gasta actualmente en salud, podrían dejarse sólo al control de la buena voluntad de los médicos.
De otro lado, argumentar que la calidad se afecta si las IPS son propiedad de las EPS, es un juicio a priori, sin fundamentos. Evidencias como el sistema de salud americano, donde las EPS no son dueñas de las IPS, señalan lo contrario.
La revista Health Affairs en su publicación de noviembre de 2010 lo ubica como el de peor calidad entre las naciones más industrializadas. Además, en USA anualmente mueren o resultan seriamente lesionados alrededor de 100 mil pacientes por culpa de los errores médicos.
El problema no es la propiedad de las IPS. Lo es la conducta de sus dueños, llámense EPS o médicos. Sea quien fuese el propietario de las IPS, se van a presentar problemas, eso es inevitable. Es ingenuo y además sesgado pensar que los dueños de las EPS sólo piensan en la rentabilidad económica y que los médicos dueños de las clínicas no. Pensar que unos lo harán mejor que los otros, por ahora no tiene ningún sustento.
Luis G. Morales. Bogotá.