En la edición de El Espectador del 20 de enero de 2010, con el título ‘El negocio de la basura’, se cita una declaración mía, diciendo: “a Dávila se le terminó el contrato en octubre de 2009 y tomamos la decisión de no renovárselo”.
Sobre el particular me permito solicitar rectificación sobre lo que allí aparece citado como declaración mía, toda vez que lo que manifesté telefónicamente a la periodista y que debe estar grabado es que “teniendo en cuenta que el contrato se terminaba en el mes de octubre, las partes decidimos no continuar con el mismo”.
Aclaro que esta afirmación obedece a la interpretación de circunstancia que esta Dirección ha dado al hecho de que el contratista solicitó mediante comunicación de 5 de octubre de 2009 la terminación anticipada del contrato que finalizaba el 23 de octubre y que esta Dirección había decidido no renovar o no firmar nuevo contrato con la mencionada firma.
Miriam Margoth Martínez Díaz. Directora general de la Uaesp.
Los rescatistas versus los sicarios
Conmueve al mundo la felicidad que experimentan los rescatistas cuando logran salvar una vida en Haití o en espacios semejantes y causa dolor a la humanidad el macabro placer que muestran los sicarios cuando siegan una vida.
Y los gobiernos asumen que con el aumento de la Fuerza Pública y de las penas pueden disminuir los delitos contra la vida y la integridad personal, al tiempo que ignoran toda acción que facilite superar la injusticia social, la pobreza cultural, el número de desempleados, la educación para vivir en familia y el descuido de la persona frente a su salud física, mental y afectiva.
Hace falta una política de Estado que permita crear en los seres humanos una verdadera cultura de rescatistas para minimizar la opción del sicariato.
Carlos Fradique-Méndez. Bogotá.
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