Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En el editorial del 4 de noviembre se menciona la disputa sobre "6 mil millones" que el Gobierno Nacional (Fosyga) les debe a las EPS, cifra que en realidad corresponde a seiscientos mil (600.000) millones.
No menciona el editorialista la cifra superior a tres y medio billones que las EPS le deben a la red de prestadores de servicios. Ni tampoco los ochocientos mil (800.000) millones que le deben los entes territoriales a la red de prestadores de servicios. Estas dos últimas cifras sin contar lo correspondiente a las glosas de cuentas que les deben a los hospitales y clínicas, las cuales ni están contabilizadas ni aprovisionadas contablemente. Por lo que en conjunto, estos entes, apalancados en el control financiero del Sistema, le deben a la red de servicios de salud de hospitales y clínicas una cifra superior a los cinco (5) billones de pesos. Lo anterior, nos lleva a la conclusión de que las EPS deben a sus proveedores cifras que colocan a muchas de ellas en causal legal de liquidación inmediata. Y ese cadáver es lo que pretende resucitar el Gobierno Nacional, en lugar de proceder a intervenir dichas EPS, liquidarlas y proceder a modificar la estructura del Sistema.
Lo que corresponde es que médicos, profesionales de la salud, clínicas, hospitales y demás afectados nos preparemos para actuar de enterradores de un sistema manifiestamente fracasado.
Germán Fernández, vocero Asuntos Gubernamentales, Federación Médica Colombiana. Bogotá.
Sobre la pena de muerte en el país
En su columna del martes, el profesor Uprimny compara dos conmemoraciones recientes: la reforma constitucional de 1910 y la retoma del Palacio de Justicia. Se refiere a estos dos hechos con ironía acertada. Quisiera simplemente agregar otra ironía, una que se le olvidó a Uprimny: la reforma de 1910 abolió la pena de muerte. Este fue un hecho decisivo para la democracia colombiana y fue una toma de distancia de los "republicanos" con el semidictador Reyes (quien había dirigido personalmente una ejecución unos años antes). A pesar de ello, la década del diez y la del veinte estuvieron marcadas por la represión oficial, y lejos de esos años de “paz” que evoca Uprimny, fueron años sangrientos en los que fueron asesinados miles de obreros y trabajadores, gracias a las famosas “leyes heroicas”. Recordemos tan sólo la masacre de las bananeras en 1928 y la manera como se asesinó a miles de civiles desarmados con armas oficiales.
Carlos Cazagemas. Bogotá.
