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Otros que nos abandonaron en 2009

Columnistas elespectador.com

06 de enero de 2010 - 09:00 p. m.

Quizás eclipsados por las grandes figuras mediáticas que fallecieron el pasado año (Michael Jackson, Farrah Fawcett, Patrick Swayze), otras muertes de figuras de la pantalla grande y pequeña pasaron inadvertidas y sea el momento de recordarlos.

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Aparte del gran Karl Malden, quien siempre fue coestrella de grandes protagonistas, aparte de las películas clásicas en las que actuó (como por ejemplo Un tranvía llamado deseo), en su momento fue conocido por estelarizar la serie de televisión Las calles de San Francisco, con un joven Michael Douglas. Otros actores que fallecieron fueron el británico Patrick McGoohan, quien protagonizó la serie de ciencia ficción y fantasía El Prisionero. Como dato curioso, este actor fue tenido en cuenta para dos papeles que hicieron famoso a Roger Moore, El Santo y James Bond. El estadounidense Robert Ginty, quien fue parte de la gran serie The Paper Chase, en la cual un grupo de estudiantes enfrentaban el genio del profesor Charles W. Kingsfield, encarnó en dicha serie a Thomas Craig Anderson, luego se convirtió en actor y productor de películas de acción y violencia. Como dato curioso, falleció un perro-actor (no confundir con un actor mujeriego), se trató de Gidget, quien se volvió famoso por ser el perrito de los comerciales de Taco Bell. Murió a la avanzada edad de quince años.

No puedo terminar esta breve nota sin referirme a un actor venezolano, quien fue el máximo galán de las telenovelas de los años sesenta y setenta, se trata de José Bardina, un nombre asociado a lágrimas y suspiros. Bardina murió el pasado diciembre en Miami, venezolano por adopción y nacido en Barcelona, España, junto a Lupita Ferrer fue el protagonista indiscutido de las telenovelas venezolanas que llegaban a cualquiera de los dos canales nacionales en Colombia. Es uno de los referentes de mi niñez, porque al lado de mi madre-abuela Carmen y de la inolvidable tía Ana, sintonizábamos en blanco y negro la sufrida Esmeralda, que en versión moderna cambió de piedra y se llamó Topacio, así como una versión de Cumbres borrascosas, entre otras producciones.

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Se trató de figuras que alguna emoción nos suscitaron a nosotros, los espectadores, que cual esponjas absorbemos las sensaciones que recibimos desde la no tan fría pantalla.

  Dixon Acosta. Bogotá.

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