Ese domingo llegué más temprano que de costumbre al estadio El Campín.
Me encontré con mi tío y con mi hermano frente a un resta urante cercano y nos preparamos para ver un nuevo clásico Millos-Santa Fe, con un testigo excepcional: el Rey Pelé. Me quedé pensando en las ucronías: qué hubiera pasado si el sueño del niño Edson Arantes se hubiera hecho realidad. Como lo confesó Pelé, de niño admiraba a Di Stefano y quería jugar en Millonarios. Eran los tiempos de El Dorado con don Alfonso Senior a la cabeza. Y me puse a soñar despierto imaginando que algún día, por ejemplo, el más grande jugador colombiano del presente y futuro, Radamel Falcao García, jugará en Millonarios.
Recordé los lejanos setenta, con el ritmo de la Billos Caracas Boys, y ese son de “Millonarios será campeón”. Fueron muchas tardes con mi papá en oriental general. Años esperando un nuevo campeonato que nunca ha vuelto.
Al volver a mi casa, aquí en Tumaco, lleno de nostalgia, me acordé de mi papá, ya ido. Me dediqué a ver viejas fotos y en YouTube encontré grabaciones heroicas (como el relato del “bárbaro del ritmo local”, Paché Andrade en el penúltimo título de Millonarios) y videos de viejos ídolos inolvidables: Pedernera, Di Stefano, Willington, Brand, Funes, Videla. Tantos nombres más que se deberían citar, colombianos y en especial de la Costa del Pacífico, aquí donde tanto queremos a Millonarios.
Diego Morón. Tumaco.
Satisfecho
Aun cuando reconozco que poco he leído El Espectador desde que volvió a ser diario, la lectura que he hecho de su edición dominical de esta semana me causó gran satisfacción, pues se ve un periódico pluralista, equilibrado y ágil que da la sensación que en él no mete la mano don Julio Mario. He quedado muy motivado para leerlos con más frecuencia con ese equipo de colaboradores de lujo que tienen. Sinceramente los felicito y les auguro grandes éxitos.
Onofre Osorio. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.
Ese domingo llegué más temprano que de costumbre al estadio El Campín.
Me encontré con mi tío y con mi hermano frente a un resta urante cercano y nos preparamos para ver un nuevo clásico Millos-Santa Fe, con un testigo excepcional: el Rey Pelé. Me quedé pensando en las ucronías: qué hubiera pasado si el sueño del niño Edson Arantes se hubiera hecho realidad. Como lo confesó Pelé, de niño admiraba a Di Stefano y quería jugar en Millonarios. Eran los tiempos de El Dorado con don Alfonso Senior a la cabeza. Y me puse a soñar despierto imaginando que algún día, por ejemplo, el más grande jugador colombiano del presente y futuro, Radamel Falcao García, jugará en Millonarios.
Recordé los lejanos setenta, con el ritmo de la Billos Caracas Boys, y ese son de “Millonarios será campeón”. Fueron muchas tardes con mi papá en oriental general. Años esperando un nuevo campeonato que nunca ha vuelto.
Al volver a mi casa, aquí en Tumaco, lleno de nostalgia, me acordé de mi papá, ya ido. Me dediqué a ver viejas fotos y en YouTube encontré grabaciones heroicas (como el relato del “bárbaro del ritmo local”, Paché Andrade en el penúltimo título de Millonarios) y videos de viejos ídolos inolvidables: Pedernera, Di Stefano, Willington, Brand, Funes, Videla. Tantos nombres más que se deberían citar, colombianos y en especial de la Costa del Pacífico, aquí donde tanto queremos a Millonarios.
Diego Morón. Tumaco.
Satisfecho
Aun cuando reconozco que poco he leído El Espectador desde que volvió a ser diario, la lectura que he hecho de su edición dominical de esta semana me causó gran satisfacción, pues se ve un periódico pluralista, equilibrado y ágil que da la sensación que en él no mete la mano don Julio Mario. He quedado muy motivado para leerlos con más frecuencia con ese equipo de colaboradores de lujo que tienen. Sinceramente los felicito y les auguro grandes éxitos.
Onofre Osorio. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.