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El editorial del 11 de octubre afirma que el proyecto de Código de Policía tiene visos totalitarios, entre otras razones porque es difícil entender qué se pretende con el Art. 78, el cual contempla la retención de aquellos que se encuentren en estado de alteración o depresión y dispone la retención para quien deambule o se encuentre en estado de embriaguez o bajo el efecto de sustancias psicotrópicas que afecten su salud y no permita ser acompañado a su domicilio o a un lugar seguro.
El artículo propuesto es semejante al actual 207 del Decreto 1355 de 1970, que reza: Compete a los comandantes de estación y de subestación aplicar la medida correctiva de retenimiento en el comando, al que deambule en estado de embriaguez y no consienta en ser acompañado a su domicilio y al que por estado de grave excitación pueda cometer inminente infracción de la ley penal.
La retención del Art 207, exequible según sentencia C-199 de 1998, se justifica porque “Constituye verdadera medida de protección y tiene una finalidad legítima, pues pretende salvaguardar valores constitucionales como la vida o la integridad personal. Es evidente que una persona en un estado momentáneo de debilidad puede llegar a afectar intereses de terceros que ella misma estima valiosos cuando se encuentra en pleno uso de sus facultades; porque es un hecho ineludible que el consumo de alcohol, y los estados de intensas emociones, en un elevado número de personas, “ocasionan el relajamiento de lazos inhibitorios y la consiguiente exteriorización de actitudes violentas”. Además, esta medida también protege al sujeto sobre el cual recae, porque en un estado transitorio de incompetencia para tomar decisiones libres, puede él mismo atentar contra su vida o su salud o provocar a otros para que lo hagan”.
En cuanto al consumo de licor, es necesario hacer responsables a quienes promueven la adicción por todos los medios y a las licoreras de los departamentos que no pierden oportunidad para estimular el consumo en niños y de la policía de infancia que no se percata de que los padres llevan a sus infantes y adolescentes a las cantinas y bares.
Vale la pena anotar que el Código de Policía o de Convivencia Ciudadana es el más importante de todos porque es, por lo menos en teoría, garante de la paz en la familia y en la sociedad, virtud que garantiza la prosperidad de los pueblos.
Carlos Fradique-Méndez. Bogotá.
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