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El Conpes 3658, de fecha reciente, está orientado a la gestión urbanística del patrimonio urbano.
Por primera vez se plantea este tipo de gestión como política de Estado y ello no puede menos que celebrarse. Se trata de un documento bien estructurado, que reconoce la imposibilidad de hacer un diagnóstico a cabalidad del objeto de estudio, porque no se ha obtenido y evaluado información suficiente. La verdad es que en Colombia hacen falta investigaciones ambiciosas sobre los procesos de transformación de la centralidad histórica. Ni siquiera existe una cartografía actualizada para varios de los centros declarados como patrimonio cultural.
Es interesante la articulación del patrimonio urbano, que hace el Conpes, a políticas del gobierno provenientes de varios ministerios. Constituye un acierto, además, pensar en la creación de un Fondo para la acción en los centros históricos y en la responsabilidad coordinada de diversas instancias del Estado. El reconocimiento del deterioro de las áreas céntricas y de la debilidad institucional en su gestión, permite hacer visibles los problemas y, desde luego, ocuparse de ellos.
No obstante las bondades del Conpes 3658, también son manifiestos los inconvenientes. Éste parte del supuesto de que existe un Plan nacional de rehabilitación de centros históricos, lo que no es del todo cierto. Alejándose de la realidad, concibe los planes especiales de manejo y protección de centros históricos como instrumentos para la gestión urbanística. Menos aún contienen estos planes indicaciones para la gestión del suelo, como lo supone el nuevo documento.
El Conpes 3658 no refleja el pensamiento del Ministerio de Cultura sobre el patrimonio urbano y su gestión, que expresa esta entidad en la Ley 1185 de 2008, el Decreto 763 de 2009 y la metodología para los planes de centros históricos. La entidad tiene, entonces, la sugerente tarea de armonizar las disposiciones legales y cambiar la orientación de los aludidos planes. Lo anterior, justamente, para albergar la gestión urbanística. Conviene, también, la formulación de un adecuado Plan nacional de centros históricos, que complemente al documento.
Probablemente la mayor dificultad del Conpes 3658 es que el norte de su acción es la renovación urbana, intervención que en Colombia ha significado, casi siempre, arrasar con el patrimonio cultural en favor del sector inmobiliario. No menos riesgoso es decidir que el turismo cultural es la solución complementaria a esta renovación. Preferir la productividad de la ciudad por encima de cualquier otra consideración amerita, por lo menos, una reflexión seria. Esperamos que la ministra Garcés esté dispuesta a liderarla.
María Eugenia Martínez. Bogotá.
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