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Secretos de Estado y justicia en Colombia

El presidente Uribe insistió en el conteo de bajas después del escándalo de los falsos positivos.

Michael Evans*
11 de diciembre de 2010 - 10:00 p. m.

El comandante Oscar González se opuso a reformas en derechos humanos y amenazó a testigos de ejecutarlos extrajudicialmente. El Director de la Policía, general Oscar Naranjo, implicó a altos funcionarios del gobierno Uribe en las interceptaciones ilegales del DAS. Estas son apenas unos de los pocos secretos que salieron a la luz esta semana por cuenta de Wikileaks —un grupo dedicado a exponer información confidencial— en una primera entrega de mensajes que salieron de la embajada de Estados Unidos en Bogotá, incluyendo nueva evidencia de los dos más importantes escándalos en Colombia. La avalancha de revelaciones adicionales ahora parece inevitable y bien podrían terminar en juicio o generar significativos cambios en la política  —al igual que en el mundo entero, los funcionarios colombianos e incluso el Congreso de EE.UU., sentarán una mirada de lo que sucede a puerta cerrada entre Estados Unidos, Colombia y el mundo.

Los documentos están llenos de chismes coloridos y observaciones humorísticas de, entre otros, Hugo Chávez, a quien el presidente Álvaro Uribe llama “una mezcla de alguien con sueños imperiales y borracho de socialismo”. En otro encuentro con una delegación del Senado norteamericano, Uribe comparó al Presidente venezolano con Adolph Hitler.  El ministro de Defensa Ospina  “bromeó que él se consideraba el Secretario de Defensa de EE.UU, Donald Rumsfeld, en Colombia, coordinando el tercer frente de la guerra contra el terrorismo”.
Muchos medios de comunicación se centraron en resaltar los esfuerzos del presidente Uribe en negociar con las Farc. Sin embargo, las más importantes revelaciones vienen de los encuentros con funcionarios de bajo rango. En una de las más condenatorias revelaciones, el Inspector General del Ejército, general Carlos Suárez implica a oficiales y ex oficiales en los “falsos positivos”. Suárez le dijo a la Embajada que “el comandante del Ejército, Óscar González, "se opone a su trabajo" y que había “tratado de intimidar a los testigos a no declarar sobre los asesinatos cometidos por la 11 ª Brigada de Sucre”. Suárez también dijo que el fenómeno de vestir a civiles muertos como guerrilleros se originó en la Cuarta Brigada en Medellín, “una unidad liderada una vez por González y su predecesor, Mario Montoya, quien renunció en 2008 como consecuencia del escándalo.

Suarez dijo que militares en retiro como Montoya y el ex comandante de la 17 Brigada, Rito Alejo del Río, quien está actualmente en juicio por paramilitarismo, estaban trabajando de la mano de políticos de derecha como el ex ministro Fernando Londoño para frenar las iniciativas de Santos en derechos humanos. Suárez dijo que el presidente Uribe era “susceptible” a esas posiciones y continuó con su visión de éxito militar en términos de asesinatos”. Al mismo tiempo, el viceministro de Defensa, Sergio Jaramillo “confirmó que los argumentos de esos grupos estaban ganando cierta credibilidad por parte de Uribe”.

Hasta el vicepresidente, Francisco Santos, fue crítico del presidente al decirle al embajador William Brownfield que Uribe “no entendía completamente la profundidad” de la crisis legal causada por el escándalo de ‘chuzadas’ del DAS. Brownfield le dijo a Santos que Estados Unidos “estaba cerca de cerrar todas las relaciones con el DAS” después de las revelaciones sobre el programa de escuchas ilegales del departamento. En una de las historias más reportadas de la semana, una fuente identificada como el comandante general de la Policía, general Óscar Naranjo, compartió sus hipótesis con la embajada sobre que “el secretario general de la Presidencia, Bernardo Moreno, y posiblemente el asesor José Obdulio Gaviria ordenaron la vigilancia ilegal”. Aunque el nombre de Naranjo fue eliminado del documento, el periódico Le Monde identificó firmemente su nombre como la fuente basándose en otro documento referenciado en el cable.

Los cables son también una intriga sobre los detalles de la cooperación de inteligencia entre Estados Unidos y Colombia. Uno documento revela que Estados Unidos le dio información de inteligencia al Ejército colombiano sobre Ecuador y Venezuela. El comandante de Éjercito, Freddy Padilla, le contó a EE.UU. que la crisis de seguridad como consecuencia del bombardeo al campamento de las Farc en Ecuador demostró que “la Armada venezolana era considerablemente más débil de lo que creían” y que “aunque son una fuerza mucho menor, los militares ecuatorianos habían demostrado ser más profesionales que los venezolanos”.
¿Qué significa todo esto para la relación colombo - norteamericana? Es muy temprano para saberlo. Los 19 documentos revelados representan solo una pequeña fracción de los 2.416 cables diplomáticos filtrados, que fueron enviados desde la embajada norteamericana en Bogotá. Adicionalmente 196 documentos originados desde el Departamento de Estado y otras embajadas incluyen la etiqueta “CO”, que indica que Colombia es un tema discutido. Hasta el momento hay un elemento que brilla por su ausencia: cualquier información sólida sobre los paramilitares. Sin embargo indudablemente la colección incluirá docenas, sino cientos, de documentos sobre el escándalo de la parapolítica y otros temas relacionados.

El presidente Santos puede sentirse aliviado porque de hecho sale muy bien librado. No obstante, su rol en el gobierno Uribe lo deja muy cercano a varias actividades ilegales que ocurrieron durante ese tiempo. Sólo el tiempo podrá decir si su reputación, y su presidencia, podrán  escapar de la tormenta.
*  Director del Proyecto Colombia del National Security Archive

Por Michael Evans*

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