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La educación en veremos


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Cristina de la Torre
30 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
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Sí, desconcierta. Con la misión que asigna al ministro de Educación, Daniel Rojas, sacrifica el presidente un prometedor horizonte de reforma en el sector a la aventura de disputarse la dirección política del movimiento estudiantil. Acaso se proponga resucitar el fallecido imaginario del estudiantado como vanguardia de la revolución, a instancias de un aliado inesperado: el propio ministro, discreto fan de Stalin. Y el mandatario que traza un Plan de Desarrollo sin precedentes; que logra la reforma social estrella en 30 años, la pensional; que en un año rescata de la pobreza a 2’718.000 colombianos; que propone un plan de choque capaz en su realismo y audacia de implementar la paz, cede a una argucia: vender la suya como constituyente universitaria. ¿Se sumará al modo de refundar patrias con mítines de mil aguerridos estudiantes en la Nacional, ignorando el sentir de los otros cincuenta y cinco mil?

Mientras se aplica a la cooptación manipulativa del movimiento universitario, seguirán nuestros 12 millones de escolares recibiendo la peor educación: pocos aprenderán a leer, a pensar, a analizar, a interpretar, a generalizar, a crear, a convivir con los demás. Ninguneada quedó la reforma que elevaba la educación a derecho fundamental, buscaba llenar sus vacíos más ominosos y adaptarse a los tiempos, concertada por la entonces ministra Aurora Vergara. Y Fecode ahí, gloriosa, tras haber propiciado su hundimiento. No reconocen los maestros que el sistema educativo en Colombia es mixto, que el nuevo mercado laboral demanda educación terciaria y que el país tiene derecho a evaluar a sus profesores.

Cuando el presidente Petro anunció que aplicaría en el país el modelo de educación ejecutado en su alcaldía, el pensador Miguel de Zubiría le pidió desechar la idea: en 2015, durante su alcaldía, de los 100 mejores colegios públicos del país sólo 4 estaban en Bogotá. Porque, entre otras equivocaciones -le escribió-, sustituyó la formación docente in situ por maestrías individuales. Estas mejoran sensiblemente el salario de los docentes, pero no impactan la calidad educativa. A ella tampoco ayudaron la duplicación de la inversión, la mejora en infraestructura y la jornada única en 104 colegios, pues faltaron medidas de formación docente, comunidad educativa, liderazgo pedagógico y currículo.

Cuatro medidas propone De Zubiría para mejorar la calidad: primero, transformar las facultades de Educación, para impartir a los docentes la formación requerida; abruma el hecho de que sólo el 3 % de sus egresados lean en forma crítica. Segundo, hay que repensar los contenidos escolares por campos del pensamiento, traducirlos en lineamientos curriculares y consolidar competencias básicas. Tercero, la mayor transformación posible en una sociedad deriva de la educación inicial; no puede volver a prometerse la construcción de 1.000 jardines infantiles y hacer sólo el 2 %. Cuarto, es preciso cohesionar las comunidades educativas, con escuelas de padres y jornadas pedagógicas regulares, y abordar la educación por ciclos de desarrollo.

Insiste nuestro filósofo en que educar no es transmitir información: es enseñar a pensar en forma autónoma y compleja; es preparar para la generalización, la deducción, la argumentación y el debate. Se trata de aprender a aprender, de aprender a pensar.

Dramática disyuntiva se le ofrece al ministro Daniel Rojas: oficiar de animador de un grupo político más que incursiona en universidades, activistas del cambio, o bien, asumir con entereza la misión extraordinaria que la historia le confió: liderar el cambio hacia una educación de calidad. Algo irá de la agitación para sumar adeptos de ocasión a la transformación cognitiva, emocional y práctica de sus compatriotas.

Cristinadelatorre.com.co

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Sixto(kwupp)31 de julio de 2024 - 04:06 p. m.
Consolidar las inminentes reformas en Colombia sólo será posible con la continuación de gobiernos progresistas, --jamas narco-parauribistas-- al menos hasta 2042...
alvaro(38619)31 de julio de 2024 - 12:37 a. m.
enseñanza aprendizaje. Algunos profesores de Univalle nos hemos preocupado por este problema y decimos que hay educar para la libertad y la democracia defiendo estrategias de aula. desafortunadamente han caído en oídos sordos, al MEN le interesa poco, a los directivos docentes menos y a los profesores si que es cierto. Los grandes problemas tiene soluciones simples, en la escuela basta enseñar a leer y escribir, con precisión y elegancia
alvaro(38619)31 de julio de 2024 - 12:30 a. m.
Se afirma con razón que la calidad de la educación en Colombia es mala, pero no solo en nuestro país, afirmo que salvo contadas excepciones lo es en el mundo, entre otras razones porque la buena educación es peligrosa para los sistemas políticos, pues educar para pensar generaría conocimiento y libertad para tomar mejores decisiones . Abundan los estudios que así lo confirman, como también hay propuestas didácticas que apuntan a penetrar al aula de clase y acompañar al docente en el proceso de
HUGO(31598)30 de julio de 2024 - 10:33 p. m.
En lo de los jardines escolares la equivocación de Petro fué apostarle a construir 1.000 jardines en vez de apostarle a atender 2 o 3 millones de niños y niñas, porque es muy diferente la estrategia a realizar. La infraestructura sola no garantiza la atención, hacen falta otras acciones claves para mejorar de verdad el bienestar de la infancia.
Alberto(3788)30 de julio de 2024 - 09:51 p. m.
Excelente.
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