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Es innegable que el país atraviesa una escalada de ataques de grupos armados al margen de la ley que afecta profundamente a las comunidades y el anhelo de paz de la ciudadanía. Las acciones de las disidencias de las FARC en el Cauca, la crisis humanitaria y los ataques en Chocó han devuelto a las comunidades en un estado de zozobra.
Aunque la escalada es coyuntural, la crisis no es nueva. Hay que iniciar señalando que tanto el Gobierno de Juan Manuel Santos como el de Iván Duque tienen responsabilidad en el actual estado de cosas. El Gobierno Santos no copó con rapidez los territorios dejados por las antiguas FARC ni sentó las bases de la implementación integral de lo acordado. En el Gobierno de Duque, la promesa de “hacer trizas” el Acuerdo casi se cumple a cabalidad. No solo no se actuó de manera rápida y efectiva para detener el crecimiento de las disidencias y demás grupos, sino que tampoco se implementaron medidas políticas y sociales que atacaran las causas estructurales del conflicto; por el contrario, en ese período se agudizaron. Por su parte, son demenciales las actuaciones de las actuales guerrillas: dinamitar el camino de la paz justo en el marco del primer Gobierno alternativo de Colombia es la deformación total de la astucia y estrategia política. El daño que le hacen al país es incalculable. Recuperar la confianza de la ciudadanía en los procesos de negociación será una tarea de años. Ya casi que es invisible la frontera entre la delincuencia común y el actuar de estos grupos. Finalmente, no hay que dejar de lado la responsabilidad de los mandatarios actuales, pues hay deudas con la implementación que deben ser saldadas. Esto hay que decirlo de manera clara para que se puedan incrementar las capacidades de las instituciones que dinamizan el Acuerdo.
El escenario no es fácil. El Gobierno tiene el enorme reto de cumplir con lo que sus antecesores no pudieron: enfrentar a los grupos armados con la fuerza legítima del Estado protegiendo los derechos humanos y, a la par, implementar el Acuerdo de Paz firmado con las FARC para profundizar desde allí los caminos futuros hacia la paz total. Titánica labor.
