Hace algunos días se encendieron algunas alarmas en Bogotá por la reducción de las capacidades por parte del distrito en temas de atención y prevención de violencias basadas en género. En redes sociales, algunas de las contratistas han denunciado que se venía cocinando un recorte presupuestal que les afecta a ellas pero, sobre todo, a las mujeres que se encuentran en riesgo en la capital colombiana.
En una cuenta creada en la plataforma X, @sdmujervictimas, un grupo de mujeres han venido dando detalles de las decisiones que inicialmente se tomaron desde la Alcaldía de Bogotá. Reducción en las duplas psicojurídicas, disminución en la atención en hospitales y en Casas Refugio, recortes en los presupuestos destinados a la prevención de violencias y un largo etc. Por supuesto, no se hicieron esperar los reclamos ciudadanos que fueron respondidos por la secretaria de la Mujer, Laura Tami, quien en video salió a dar parte de tranquilidad asegurando que no se iban a afectar los servicios prestados; sin embargo, no hubo pronunciamiento alguno frente a los recortes. Después de todo lo sucedido, de manera interna se les informó a las contratistas que no se iban a reducir los equipos y que todo iba a continuar como venía. A pesar de ello, es bastante diciente que la protección de las mujeres esté en la cola de prioridades y se planeen recortes en áreas que literalmente salvan vidas.
En un escenario crítico como el que atraviesa Bogotá, en el que nos hemos horrorizado viendo feminicidios grabados con celulares en espacios públicos, es gravísimo que se plantee siquiera la posibilidad de reducir las capacidades de las atenciones a este tipo de violencias. El alcalde Galán prometió una ciudad segura para las mujeres; a cambio, nos tiene en la posición de permanente veeduría para que no se desbaraten los esfuerzos existentes. Así no, alcalde.