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Hay que tener los cojones bien podridos, que no bien puestos, para atreverse a decir un tal Vargas, oficiante de columnista, que Petro, candidato presidencial de Colombia Humana, viene creciendo mucho “porque ha hecho una sorprendente demostración de poder económico”.
Vaya razonamiento anodino el de este abortado ministro de Gaviria cuando, al no encontrar el galimatías apropiado que le diera de alguna manera en demeritar, a la vez que rehusar las capacidades y altas competencias de Petro, acaba por reconocer que la razón de su constante “trepada” en las encuestas es porque “Petro está haciendo una campaña inteligente”, y porque “se quedó con casi todo el voto de la rabia”.
Que no viene a ser ese voto, averiguado, descubierto, ratificado y medido por Vargas, ¡oh!, descubrimiento portentoso de brujo trasnochado, que el que provoca, despierta, y consignará en 12 millones de votos válidos por Petro en la primera vuelta, “esa legítima indignación que sienten millones de colombianos con el desenfreno de la corrupción, con el descaro de que hacen gala muchos políticos de los partidos tradicionales”.
Y, ¡oh Vargas réprobo!, porque Petro “luce como un líder diferente frente a la mafia de los mismos con las mismas que ha hastiado a amplios sectores de votantes”.
Esa sí es razón suficiente, imperativa, categórica, por la cual Petro trepa, trepa y trepa, y supera el techo que ponen “analistas”, encuestadores y propagandistas de alquiler, saltimbanquis que plantan su tienda en cualquier candidatura.
Y porque, como lo ha comprobado y ahora voceado Vargas, “millones de colombianos” vamos a votar contra la corrupción desenfrenada e incontenible; contra las mafias de los mismos con las mismas entronizadas en el poder hace 200 años; contra un modelo económico excluyente y atrasado, incapaz de modernizar nuestra economía capitalista diversificándola y transformándola en generadora de bienes de capital, ciencia, tecnología e innovación, como vectores básicos de su productividad y competitividad.
Esas son, repetimos, y las ratificarán en las urnas el próximo 27 de mayo millones de colombianos, las razones por las cuales Petro sube, sube, sube, y será presidente de Colombia, y porque, como lo comprueba y proclama Vargas, “Petro sonríe, habla de cambio y renovación, y hasta hace chistes”.
Y no porque, según averiguaciones de Vargas, “ha hecho una sorprendente demostración de poder económico”, “una descomunal inversión publicitaria”, “ofrecer refrigerios e instalar equipos de sonido de la mejor calidad”.
Y todo, según el vapuleado propagandista Vargas, por cuenta de la “financiación de un grupo de empresarios de la región Caribe que habrían recibido la instrucción del presidente venezolano de mantener lleno el tanque de la campaña petrista”.
¿Alguien se imagina a un líder empresarial de la integridad de Antonio Celia, y de otros como él, “gente exitosa y decente y con compromiso social”, Rafael Simón del Castillo, Cartagena; Oswald Lowey, Barranquilla; José Ignacio Diazgranados, Santa Marta; Juan Carlos Quintero, Valledupar, por orden del presidente Maduro llenando “el tanque de la campaña petrista”?
¿Y a los empresarios de la tierra, la ganadería y la agroindustria de Córdoba, Sucre, Magdalena, Bolívar y Atlántico llenando el mismo tanque por orden de Maduro?
Hay que tener los cojones bien podridos, que no bien puestos, para que este Vargas se aventure con este tipo de falacias y termine por sindicar a los empresarios del Caribe, sito en el norte de Colombia, de castrochavistas importadores del socialismo siglo XXI, el modelo de sociedad que, según Vargas, Petro ofrece.
Y no por la verdadera razón histórica de su incontenible ascenso y apoyo ciudadano: Petro es lo y el que quiere el país, y por el cual votarán masivamente colombianos de todas las clases para elegirlo presidente de Colombia 2018-2022.
* Poeta.
