Sucre diferente

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Cristo García Tapia
30 de enero de 2020 - 05:00 a. m.
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En tanto autoridad, gobierno, ministerio o cualquiera instancia pública a quien diere en corresponderle no lo ha hecho ni intentado en 50 años de vida administrativa y política del Departamento de Sucre, el ordenamiento de su territorio, geografía y espacio de vida y devenir humano, social, económico y cultural, es tarea inmediata que debemos y tenemos que asumir los sucreños sin dilación alguna ni excusas irracionales.

A nuestro departamento, de cuyo destino y bien andar somos responsables ya casi tres generaciones de sucreños, le debemos con creces un resarcimiento histórico que va más allá de los desgastados perdones de moda, las reparaciones de papel que se lleva el viento de la mala memoria y la mezquindad de quienes en debiendo hacerlo lo han omitido.

Por tanto, la compensación debida no puede ni debe tasarse en esa falseada moneda, ni esperarla de quienes por más de medio siglo en su condición de clanes familiares y políticos constituidos para tan proditorio fin, han detentado poder, dominio y propiedad sobre el territorio, cooptado la administración y la renta pública, y subordinado al suyo particular el interés colectivo.

De ahí que, en tanto no se supere ese escollo generacional de incapacidades e incompetencias aún sobreviviente, Sucre no alcanzará el estadio mínimo del desarrollo social, crecimiento económico, inclusión, proyección y dinámicas territoriales que su privilegiada geografía y múltiples recursos le deparan y su mayoría de edad le imponen y demandan. 

Por tal, la recuperación y primacía del Golfo de Morrosquillo como avanzada de transformación y consolidación de un Sucre diferente, reto que se ha impuesto el gobernador Espinosa Oliver, insinuamos se priorice con la construcción del Plan Territorial de Ordenamiento y Desarrollo - Plan de Ordenamiento Departamental, POD, el cual debe empezar por el Golfo de Morrosquillo, Región Caribe de Colombia, dadas las graves condiciones de desequilibrio social y geomorfológico creciente, el detrimento ambiental irreversible, el uso indiscriminado e irregular del suelo, la erosión incontenible y la contaminación con plásticos y tóxicos, que amenazan este potencial de recursos diversos que es el Golfo de Morrosquillo.

No obstante las anotadas amenazas y la urgente solución que demandan, son sus múltiples potencialidades cuanto hay que aprovechar e inducirlas a generar desarrollo y crecimiento del aparato productivo y la economía regional; convertirlas en los vectores de actividades altamente productivas y generadoras de empleo como el turismo, las marinas, los puertos y muelles, la industria petroquímica, la acuicultura, pesca, agricultura y cárnicos, entre otros recursos y oportunidades que ofrece nuestra franja costera sucreña en el mar Caribe.

Nuestro gobernador, conjuntamente con el DNP, los alcaldes de Tolú, Coveñas, San Onofre, Capitanía del Puerto, Comisión Oceanográfica, Ministerio de Ambiente, CarSucre, CarDique, las comunidades nativas afectadas y organizaciones defensoras del ecosistema y la biodiversidad, tienen el reto de emprender con carácter prioritario el Plan de Ordenamiento Territorial y de Desarrollo del Golfo de Morrosquillo, al igual que otros planes y proyectos de intervención integral que coadyuven a contener la amenaza que compromete este rico y variado recurso natural que nos pertenece y beneficia a sucreños y colombianos. 

De igual manera, a proyectar y poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo económico diversificado, altamente productivo y sostenible, cuyo epicentro sea el Golfo de Morrosquillo.

Poeta
@CristoGarciaTapia

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