El restaurante ofrece platos “Latinoamericanos”, producto de la fusión de la cultura culinaria europea, con su aporte de métodos, procesos de cocción e ingredientes, y las culturas indígenas americanas, con los ingredientes.
La idea se planteó primero en Londres, donde existe un “1492”, unos años más viejo que el de Bogotá. No sé la relación que pueda existir entre ellos. Es un sitio de dos pisos de mucho tráfico en la “Zona T”. El ambiente es ofuscante y, más que de restaurante plácido, es bullicioso, con jóvenes en plan de seguir la fiesta.
La carta nos muestra entradas frías con precios de $17.000: hay ceviches de Ecuador y Perú, arepa, guacamole, calamar con queso costeño. Cinco ensaladas calientes entre $11 y $16 mil: carne desmechada de toda Latinoamérica, quesadillas mexicanas, calamares apanados. Once platos de carnes con precios alrededor de $28.000. Pollos con precios de $21.000. Pescados y mariscos con precios de $30.000. Hay un “Arme su plato”, con nueve carnes a la parrilla y salsa criolla colombiana, salsa de tomate nicaragüense, salsa de fríjol negro, salsa de tomate verde, mantequilla de huasca y una lista de acompañamientos, como arepa antioqueña, arepa rellena, diferentes papas, arroz con coco, ensalada mixta y verduras salteadas. En fin, diecinueve acompañamientos con once salsas para escoger. En realidad, más que platos latinoamericanos, son platos sencillos, con las carnes hechas principalmente a la parilla y acompañados de una gama de las salsas que abundan en Latinoamérica, además de diferentes cocciones de papa, plátanos maduros y verdes, arepas, quesadillas, fríjoles y arroces.
Comenzamos con “Arepas de huevo al estilo cartagenero”. Malas arepas, pequeñitas y tiesas. “No se les siente el huevo”. Nada que ver con la deliciosa arepa cartagenera. “Calamares apanados con papas fósforos con mayonesa de limón y naranja”. Estaban sabrosos, un poco aceitosos, les va bien la mayonesa al limón. “Cacerola de pescados, calamares y langostinos” con tomate y puré de papa con lentejas. Parece un chupe peruano mal hecho, con mariscos insípidos, sin el toque de la frescura. Arroz “Sangileño” con vegetales y con muslos de pollo fritos, secos e insípidos, encima. No concibo cómo pueden servir esto en un restaurante. “Lomo de res sobre tacu tacu”, puré de fríjol y arroz acompañado de salsa criolla colombiana. La carne a la parrilla tenía un trato culinario deficiente. El puré de fríjol con arroz estaba sabroso y la salsa, buena. En fin, salvo los calamares, hasta ahora tuvimos una muestra de mala cocina. De postres, por nostalgia de la Bogotá de antaño, pedimos islas flotantes, o sea, merengue flotando en una salsa inglesa. Estaba aceptable.
Definitivamente, no se come bien en “1492”. En Latinoamérica existe una cocina con un desarrollo interesante y personalidad propia. Sin duda, el propósito de “1492” no es ofrecer una muestra de platos de la región, sino crear un menú con elementos de la cocina latinoamericana; pero lo hace con un mal sentido y conocimiento culinario.
Cra. 12ª # 83-11. Tel. 257 2853, 2572874