Restaurante ubicado en Usaquén, tiene casi tres años de funcionamiento, con pretensiones de ser un restaurante catalán. Éstas se sustentan en que al personal se le entrenó para hablar “como español”.
Que tenían un cuadernillo de Cadaqués y en una historia que dice que el chef ejecutivo y dueño trabajó en El Bulli y fue alumno de Ferrán Adrià. Fuimos con la intención de comer bien y esperamos que se satisficieran las expectativas creadas. No encontramos en la carta la menor huella del paso del chef por El Bulli. Aunque sí mostraba la carta algunos platos tradicionales de la comida catalana como el “fidebuá”.
Encontramos diez tapas, las más conocidas de la cocina española. Precios desde $17.000 hasta un jamón ibérico con un exagerado precio de $66.000 y un foi grass de $63.000. Diez entradas de $14.500 a $23.000, buñuelos de pescado, raviolis Cadaqués, entre otros. “Platos de mar” tres. Precios desde $25.000. “De la montaña” seis carnes de res, cerdo y cordero, $29.500 a $42.500. “De largo vuelo”: pato canadiense (no había) $39.000. Dos arroces alrededor de $30.000.
Como entradas escogimos “Patatas bravas con alioli y salsa brava”. Un plato sin nada especial y muy común en España. Seguimos con “Atún ahumado y sellado al soplete”. Es atún fresco en tajadas quemadas en los bordes con soplete, el ahumado no apareció por ninguna parte. Como salsa llevaba pintada en el plato una reducción de vinagre balsámico. Estaba desabrido y el atún ya había perdido su aroma. Como plato fuerte arrancamos con “Costillas de res cocción lenta al vacío con puré de patatas y aceitunas negras e hinojo”. Para la técnica al vacío se meten las costillas en bolsas que resisten al calor. Se hace el vacío y se mete la bolsa a hervir. Esto las ablanda y les da una textura suave. Si se meten condimentos en la bolsa, se espera que queden sápidas las costillas, pero estaban insípidas. En cambio el puré de papa se ganó solitario el premio de la noche, estaba excelente. “Mero costa brava” era el pescado del día, sobre laminas de papa, sofrito y vino blanco servido con espinacas a la catalana (salteadas con pasas y piñones). El pescado estaba desabrido, no tan fresco, la salsa sin pena ni gloria. Las espinacas catalanas se saltean en aceite de oliva, éstas estaban crudas y así no se obtiene el mismo resultado. En resumen, plato de pescado soso. De postre: “Crema catalana a la espuma”. La “crema catalana” tiene como base la conocida salsa inglesa con culís de frutas, caramelo y helados. Se ha puesto de moda un delicioso subproducto de ésta, que es la espuma de crema que se consigue metiendo la crema en un sifón con cápsulas de aire o nitrógeno comprimido. El resultado es un espectacular postre. En Cadaqués la cosa se resolvió en crema chantillí en un cilindro de caramelo con un helado de naranja regular.
Ya es común en estas tierras crear expectativas de la nada. Más grande es el esfuerzo en llevar a cabo el montaje que en hacer buena cocina. Lo más grave es que algunos se satisfacen con el montaje. A nosotros no nos satisfizo.
Calle 119B N° 5-43.