Es un restaurante italiano iniciado hace unos 12 años por un toscano de pura cepa aficionado a la buena comida.
Sus socios y sucesores han mantenido la calidad y la preocupación constante por ofrecer buena comida. El sitio es una vieja casa en la calle 79, sector de anticuarios de ambiente agradable y tranquilo.
La carta es toscana y bien desarrollada. Cuenta con una lista de clásicos de la comida toscana y una que otra especialidad, que si bien no son creaciones de la casa, son viejas y familiares recetas italianas no comunes en los menús de la “cocina italiana bogotana”. Como una de estas especialidades tienen un rico plato de tagliatellis revueltos dentro de un inmenso queso parmesano, en realidad recomendable.
En el menú hay nueve antipasti fredi. Había vegetales a la plancha, carnes frías italianas: prosciutto, copa, salami, carpaccio. Siete antipasti caldi. Larga lista de pastas y risottos hechas en casa. Tres sopas. Ocho “pollos y carnes” con sugestivos escalopes de ternera. Los precios son considerados, entrada, plato fuerte y postre $60.000 por persona y el vino de la casa es un vino italiano bueno por su precio.
Para comenzar nos ofrecieron unas pequeñas bruschetas con una salsa a base de tomate; estaban deliciosas. Pedimos berenjena parmesana y desafortunadamente no había, porque aquí es de primera. Comenzamos con Crostini Alici de mozzarella, prosciutto y anchoas. Un crostini es una tostada con diferentes cubiertas. En este caso el pan es muy bueno, el prosciutto estaba apenas aceptable y, en cuanto a las anchoas, no las probamos. El platillo no era nada especial. Seguimos con Ossobuco di vitelo a la milanesa, o sea acompañado de risotto al azafrán. Muy buen plato, el ossobuco estaba tierno y sabroso y el risotto, hecho con un arroz del Po de excelente calidad, estaba deliciosamente preparado. Tenía tiempo de no degustarme uno tan bueno. Probamos “Ravioli de espinaca y ricota” con una salsa de mantequilla y salvia. Muy buena la pasta hecha en casa y la suave salsa le iba muy bien. De postres pedimos brownie con salsa de chocolate y helado, estilo inglés, no es el bizcocho que sirven aquí como brownie. El sabor y la textura estaban óptimos. Otro postre probado fue el tartufo, una trufa grande rellena de helado de chocolate con salsa de fresa que valió la pena probarlo.
La experiencia en Il Tinello fue buena. Aunque no tiene grandes pretensiones en cuanto a creatividad, ni alta cocina, se come bien y se disfruta de un ambiente tranquilo. Repetiremos muchas veces.
Bogotá. Calle 79B Nº 8-61 Tel. 248 5891.secomebienaqui@gmailcom
