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La Cigale es un restaurante con más de diez años de funcionamiento en Bogotá. Ofrece un menú con pretensiones de comida francesa más tapas. El chef, Francois, es belga.
La carta es un poco desordenada y con muchos platos. Se inicia con largo preámbulo de menú llamado “nuevos sabores” con una amplia gama de platos. Después, la carta “normal” muestra mezclas de platos de carnes de res con de pollo, una lista grande de pastas, ocho risottos, varios “tartares”, una lista de “platos especiales”. Sugiere que se armen platos grandes escogiendo entradas, medios platos y tapas. Todos los platos se ofrecen en porción completa y medias porciones. Los precios son así: entradas entre $10.000 y $17.000, lomos de carnes de res $27.600 las medias porciones y $31.800 las grandes. Pollos a $25.000. Pato a $26.200 las medias y a $48.700 las completas. Postres alrededor de $9.000. Buena carta de vino a precios razonables.
Todo se veía bien y agradable hasta que empezamos a pedir. Iniciamos con “Terrine de lapin Dijon: terrine de conejo envuelto en tocineta ahumada con salsa de mostaza a la antigua”. Mucha presentación para un resultado inocuo y desabrido. La terrine venía en tajadas muy delgadas y muy insípidas. Las salsas de mostaza y cebollas caramelizadas, que estaban buenas, no permitían percibir el sabor de la terrine. De los “especiales” de la carta sacamos “Tempura de langostinos” con salsa de tomate y cilantro y papas francesas. Más que tempura, eran unos langostino mal apanados. La técnica japonesa del tempura que produce tan deliciosas frituras no era la utilizada con estos langostinos, lo que genera frustración cuando llega el plato. Seguimos con “Magrete de canard aux trois sauces” con espinacas salteadas y pastas al burro. Las tres salsas son salsa de agraz, pimienta y cognac con naranja. Este es el plato estrella recomendado en La Cigale. Sin duda, con cierta destreza culinaria y utilizando una de las múltiples salsas que la cocina francesa ha desarrollado para las pechugas de pato se puede salir con un buen plato. Hay que contar con buenas pechugas de pato, que son siempre muy sápidas. Aquí las cosas no funcionaron como esperaba, y puedo decir que lo que esperaba estaba sustentado en que en mi vida me he comido algunas de estas piezas muy buenas. Estas estaban inmensamente grandes, lo que sugería que no eran de patos colombianos, pero por extrañas e indescifrables razones no sabían a nada. Pedí explicaciones a lo más cercano a un maître que había en el sitio, me dijo que las pechugas eran importadas, le pregunté que de donde y dijo que no sabía y que me las podía cambiar por otra cosa. Pero mi oficio no me permitía una solución tan sencilla y le pedí que me trajera al chef y dueño del sitio. Volvió después de un rato y me dijo que no estaba, pero que no me las incluiría en la cuenta. Pagué la cuenta sin decir palabra y me fui.
No se come bien en La Cigale.
Calle 69A Nº 4-93. Teléfono 4009906.secomebienaqui@gmail.com
