Es el nuevo sitio de moda en la zona G de Bogotá. Montado a todo dar por Gerónimo Basile. El primer piso es el comedor, con unas catorce o quince mesas.
Está dividido en dos, el salón principal está decorado con espejos una pared, una barra en frente y una amplia y bonita cocina en el fondo y lámparas bonitas en los techos. El segundo piso es un bar con presentación de videos. En el tercer piso encontramos otro bar de buen ambiente donde se puede acompañar licor o vinos con pizza. La decoración con plantas, crea un ambiente fresco. En fin, es un sitio agradable con ambiente festivo donde se puede pasar bien a un costo alto.
Nosotros vamos por buena comida, por supuesto, sin despreciar ni desechar las otras ofertas del sitio. Pretendemos encontrar buena comida italiana y nada más lejano de la realidad. En primer lugar el formato de su menú no es italiano. Aunque los nombres en la “Carta” están en perfecto italiano (Antipasti freddi, antipasti caldi, pasta, primi piatti, secondi di pesce), el tamaño de los platos, los precios y su composición no permiten comerlos todos y en la secuencia presentada, tal como se hace en un buen restaurante italiano. Por ejemplo, aquí la pasta es un plato completo. Observemos la carta: diez antipastos fríos (casi todos carpaccios), con precios de $18.000 a $58.000. Seis antipastos calientes con precios que van de $18.000 a $35.000. Siete Primo Piati, o primeros platos principales, con precios de $26.00 a $45.000. Secondi di Pesce con precios de $32.000 a $43.000, doce pastas que van de $22.000 a $32.000 y dos sopas de $18.000.Tenemos precios altos para el medio, por lo tanto esperamos buena comida para salir contentos.
Para empezar pedimos “Gran misto di Carpaccio” compuesto con un filetito de atún fresco pasados rápidamente por la parilla, con una salsa dulce, bresaola (la carne curada italiana), con un paté de aceitunas negras , rollitos de bresaola rellenos con maíz y acompañados con ricas galletitas de queso. En este plato sobresale el atún. Otro plato fuerte escogido es el “Itaglioini di Mattia” o sea pastas con crema y parmesano, prosciutto crudo y puntas de esparrago, la pasta estaba aceptable, un poco insípido, agradable pero no a la altura de las expectativas. “Maccaheroni del Padrino”, pastas cortas con ragú de albóndigas, costillas de cerdo y de res y ricotta fresca. Todo el plato era una mezcla informe y empalagosa.
Ambas costillas estaban totalmente insípidas y la de res durísima. Realmente el plato era una infamia culinaria.“Filete de ternera al vino chianti” acompañado de un puré de papa gratinado sin mayores atracciones, la carne estaba asada un poco pasada de punto y la reducción de chianti de buen sabor y cuerpo. Realmente resultó el mejor de los platos probados. Canneloni della Mirandolina , rellenos con ricotta fresca, piñones, mozzarella y espinaca y salsa de tomate. Estaba suave y de buen sabor, la pasta buena. Pero es el infaltable de los restaurantes con pretensiones italianas en Colombia y no alcanza a salir de lo común. Los postres no aparecen en la carta, nos ofrecieron una pasta rellena con nutella de muy mala factura.
Evidentemente los dueños y promotores de La Famiglia han hecho un esfuerzo y una importante inversión para hacer de este un sitio de esparcimiento y diversión. Para esta columna al sitio le falta buena cocina. No se come bien en La Famiglia. Pienso que deberían hacer un esfuerzo adicional y conseguir un cocinero en Italia. Cualquiera, aunque no fuera de los grandes de allá, haría una tarea muy superior a la que hace el actual.
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