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Inició hace cuatro meses. Está montado en una bonita casa. La decoración es fresca; el ambiente, alegre. El personal, todavía no muy entrenado. Las instalaciones de cocina, preciosas.
Se presentan como “parrilla de mar”. Los pescados son del Pacífico, pero llegan congelados. No han armado una buena estructura de transporte para poner pescado fresco, sin congelar, en Bogotá, aunque se puede. Recordemos que un grupo español ponía pescados y marisco frescos (no congelados) en Bogotá traídos desde España y aquí lo hizo con mucho éxito el “Chivo Calderón” en La Fragata, hace muchos años.
La carta, muy amplia, está sustentada en una parrilla grande y todos los animalitos del Pacífico colombiano. Siete ceviches con precios de $20.000. Tres carpaccios de $15.000. Dos ensaladas de mariscos no muy imaginativas. Ocho entradas calientes, de las cuales seis son mariscos. Pero nada fuera de lo común. “De la parrilla” veinte platos con todos los mariscos del Pacífico y pescados como róbalo, pargo, con precios entre $23.000 y una parrillada con todo, incluyendo una colita de langosta por $74.000, y alcanza para dos. En ésta hay róbalo con salsa de ají y con salsa de mariscos. En fin, la oferta de la parrilla es entusiasmante. Hay pargo rojo y mojarra frita de $37.000. Dos cazuelas. “Sancocho San Andresano” y costeño de sierra.
Para distraernos mientras llegaba lo pedido nos ofrecieron ricas tajaditas delgadas de yuca frita con dip de mojarra. Para sorprender en restaurante de mariscos, arrancamos con un recomendado platillo de chicharrón hecho en horno de leña. Era más tocineta cocida al horno, que aunque no lo crea, no es lo mismo que chicharrón. Venía con un glaseado de piña al ron antillano. No nos pareció la gran creación gastronómica ofrecida, pero estaba aceptable. Ceviche de camarones en salsa de camarones con cebolla cabezona y cilantro cimarrón. Venía con deliciosos patacones a la valluna, o sea tostadas de plátano verde. Es un plato sabroso sin mayores méritos. Seguimos con “Parrillada de mariscos” para dos y creo que alcanza para tres. Una abundante plato a la parrilla con todos los mariscos, pero sin pescado. Los langostinos estaban deliciosos, la langosta bien, las jaibas gratinadas ricas, buenos mejillones, el resto regular. El acompañamiento de arroz con coco y ensalada estaba aceptable. De postre pedimos “Leche asada de coco” con ron antillano, que no se sintió, estaba apenas aceptable.
Manejan bien la parrilla, deberían esforzarse en la logística para contar con pescado fresco. Es un restaurante grande, que empieza a contar con buena asistencia, podría alcanzar una rotación alta que le permita traer pescados y mariscos frescos de Tumaco, y llegar a ser el restaurante de mar que Bogotá necesita. Tiene ingredientes para un inmenso éxito.
Calle 71 Nº 5-65. Tel. 321 8810.
