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Mont Mar

D. Buenavida

17 de abril de 2010 - 11:00 p. m.

Restaurante que inicia actividades hace ocho meses en Usaquén. Su especialidad, pescados y mariscos.

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El ambiente es agradable, cuenta con bonita decoración, mobiliario blanco y negro que recuerda algo japonés y paredes amarillo mostaza. Viene de Medellín, donde, según dicen, es exitoso.

La carta ofrece pescados puestos en el restaurante de Bogotá a 24 horas de captura en el Pacífico. Salsa de soya, salsa teriyaki, jengibre, aceite de ajonjolí tostado, muestran un intento de fusión con la cocina japonesa. Contamos con siete entradas que van de $18.000 a $23.000, todas cosas de mar. Ensaladas sugestivas, tales como ensalada de atún de mar con aguacate, “tartar oriental con wasabi, soya y aceite de ajonjolí”, entre otras. Para platos fuertes, tres pescados de mar del día, para escoger entre porciones de 200gr y 300gr, y varias salsas. Hoy tienen róbalo, atún y mero. Los precios son altos, alrededor de $40.000. Tres risottos. Cuatro platos de camarones y langostinos de $38.000 con posibilidades de porciones más pequeñas. Arroces orientales con mariscos y pretensiones “orientales” y precios de $27.000. Cremas y cuatro postres.

Pedimos para comenzar “langostinos en salsa primaria”. Seis langostinos a la parrilla cubiertos con una salsa con chocolate y especies provenientes de México, o sea una especie de mole. La salsa tiene maracuyá y dista de ser mole mexicano. Es muy fuerte, no me parece que acaba con el sabor delicado del langostino. Realmente muy poco convincente. Como guarnición trae espuma de papas. O sea un puré de papa pasado por el cilindro con nitrógeno a presión, aporte de la comida molecular, que estaba realmente muy bueno. Seguimos con mero en salsa de perejil acompañado de espuma de papa. La salsa a base de mostaza de Dijon, crema de leche y perejil. El mero estaba pasado de cocción y la salsa desabrida y sin mayor gracia. Atún albacora con una salsa que es una reducción de jengibre, cebolla y soya con ajonjolí tostado, que es la que recomiendan más para el atún. El atún estaba asado en el punto deseado, un pedazo grueso, asado por fuera y un poco crudo por dentro. La salsa exageradamente salada. Devolví el plato dada la imposibilidad de comerlo. Me trajeron un nuevo pedazo de atún con la misma salsa pero servida aparte. Les dije que lo malo era la salsa, que me hicieran una que no estuviera pasada de sal. La respuesta fue que la salsa venía de Medellín y no tenían forma de hacer una que no estuviera salada. La conclusión fue: aquí no hay cocina. Postre Mont mar queso tilsit ahumado asado con cerveza y encima crema chantillí con mora. Estaba aceptable.

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La conclusión es que la frescura del pescado y los mariscos es condición necesaria en la gastronomía del mar, pero no es suficiente. Hay que meterle buena culinaria, que exige la sutileza de gusto desarrollada en una cultura marina. Si no, puede uno terminar diciendo: “Qué lástima, el pescado estaba fresco y con lo difícil que es conseguirlo aquí”.

Mont Mar, carrera 5ª N° 119-31.secomebienaqui@gmail.com

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