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Hay un concepto, manejado en muchas partes del mundo, que consiste en una pescadería con pescados y mariscos frescos que incluye un restaurante.
La culinaria es sencilla pero buena y el éxito se basa en la frescura, que es la mejor salsa cuando de pescados y frutos del mar se trata. El pescado pierde rápidamente sus aromas y sabores por evaporación, y con la congelación pierde la textura. O sea que el secreto mayor de un buen restaurante de mar es rotar rápidamente. Habría que contar con un buen cocinero, que conozca los principios elementales y, sobre todo, que lleve en la sangre o en su cultura, como en España y el Mediterráneo, la preparación de los productos de los mares.
“Ancla y Viento”, una pescadería que surte a los supermercados y a muchos restaurantes, adoptó el concepto de pescadería-restaurante y montó “Fishplace” en Los Héroes. Sin embargo, hay mucho producto congelado y muy poco fresco.
El menú es sencillo : pescado frito, par de filetes a la plancha, las consabidas y terribles cazuelas espesadas con harina, arroces con mariscos y punto. Son cuatro entradas de mar con precios entre $10.000 y $18.000, ninguna realmente fresca: había pescados ahumados y calamares y camarones congelados preparados en ensalada. Dieciséis platos de pescados y mariscos entre $16.000 y $25.000: pargos y róbalos, tilapia, mero y salmón. A la plancha y fritos. Tres arroces y cazuelas. Como platos especiales, “muelas de langosta de $40.000, atún y ostras en su concha. Cinco cocteles de camarón y una lista de sushi.
Pedimos para comenzar la “Ensalada Marinera”. Consistía en calamares y camarones, algo desabridos sobre mucha lechuga. La salsa que ofrecieron, después de insistir, fue de maracuyá, que no ayudaba mucho al plato. “Filete de Temporada”: un filete a la plancha de mají mají, pescado importado de Nueva Zelanda. Estaba bien hecho a la plancha, con buena textura, fresco y sabroso. La ensalada y los patacones que lo acompañaban estaban bien preparados. Fue el plato del día. Seguimos con “Muelas de Langosta”. Estas muelas de langosta estaban congeladas, pero esto no fue el problema mayor; resulta que no cuentan con estas tenazas que son como cascanueces y que se usan para cascar la dura concha de las muelas y, en caso de no tenerlas, se quiebran en la cocina golpeándolas con un cucharón o cualquier otra cosa. Las sirvieron sin tener idea de cómo comerlas. Nadie en el sitio las había probado nunca; hubo que darles una clase. Estaban apenas aceptables. Terminamos con una sabrosa tartaleta de limón como postre.
Creo que todavía no manejan el concepto. No hay realmente una oferta de pescado fresco a la vista que soporte el restaurante y la culinaria deja mucho que desear.
Centro comercial Los Héroes, Local 57. Tel. 636 9498.
