Santos

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Daniel García-Peña
31 de julio de 2018 - 04:55 a. m.
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Faltan ocho días para que terminen los ocho años de la presidencia de Juan Manuel Santos. Hablar de su legado es prematuro, pero sí es pertinente hacer los primeros balances.

Con frecuencia, extranjeros preguntan cómo es posible que Santos, que firmó la paz con las Farc y se ganó el Premio Nobel, tenga niveles tan bajos de favorabilidad en Colombia. Yo diría que la respuesta tiene mucho que ver precisamente con la paz.

Para la derecha, que lo eligió en 2010, con la paz, Santos traicionó a Uribe para entregarles el país a las Farc y al castrochavismo. Y para la izquierda, determinante en su reelección en 2014, Santos se enredó con la implementación y le quedó debiendo al país la reforma rural integral, la reforma política, las circunscripciones especiales de paz, la sustitución voluntaria, etc., etc. Traidor para unos y faltón para otros.

Pero lo que es indiscutible es que el acuerdo con las Farc cerró un capítulo de la historia nacional y está abriendo uno nuevo, algo que sólo con el tiempo se empezará a reconocer. Y eso se lo debemos a Santos y a las Farc, sin cuya decisión, liderazgo y persistencia, este paso histórico no hubiera sido posible. Por supuesto que siguen matando líderes sociales y aún no se ha logrado la paz completa –falta el Eln–, pero sólo basta constatar la ausencia de soldados mutilados en el Hospital Militar, así como ver a los comandantes de las Farc debatiendo en el Congreso y no en el monte planeando acciones de guerra, para concluir que se trata de un avance significativo.

Y el hecho cierto es que Santos no les entregó el país a las Farc ni al castrochavismo, sino que ahora se presta a entregarle el poder a Duque.

El acuerdo ha traído efectos muy importantes usualmente no reconocidos. Las elecciones de 2018 se realizaron en calma por primera vez en mucho tiempo, fruto de la dejación de armas de las Farc y el cese al fuego unilateral del Eln. Esto permitió un debate amplio acerca de la educación, la salud, el modelo de desarrollo minero-energético, entre otros temas antes ausentes, opacados por la guerra. La recuperación de la plaza pública como escenario privilegiado del proselitismo había sido impensable durante años en los cuales los candidatos tenían que aguardarse en sus cuarteles por razones de seguridad. La participación electoral subió a los niveles más altos de los últimos 20

años.

Pero lo más significativo fue que se produjo una reconfiguración de las fuerzas políticas a nivel nacional. Por un lado, el Centro Democrático, en un periodo muy corto, se afianzó como un partido nuevo y dinámico, con la mayor votación, que ahora atraviesa una dura prueba por la compleja situación en la cual se encuentra su líder eterno. Por otra parte, el 51% de los votos que sacaron Petro, Fajardo y De la Calle en la primera vuelta y los ocho millones de Petro en la segunda aseguran que el mapa partidista no será el mismo después de 2018.

En estos últimos ocho años Colombia se movió, empezó a sacudirse de años de ataduras, inmovilismos y violencias. Y eso es muy bueno. Las movilizaciones sociales, las protestas pacíficas y las consultas populares en defensa de los territorios son todas señales claras de una ciudadanía cada vez más exigente y consciente de sus derechos. Algunas de estas cosas sucedieron como resultado de lo que hizo Santos, unas se dieron en contra de lo que hizo Santos y muchas otras, por lo que no hizo Santos. Pero en últimas, se abren nuevos espacios de contienda democrática y lucha social. Para quienes soñamos con verdaderas transformaciones, no cabe duda que en estos años las cosas comenzaron a cambiar.

Sé que al inicio dije que aún es temprano para hablar del legado de Santos, pero sí me atrevo a decir desde ya que con el tiempo la importancia de sus años en el poder será positivamente valorada.

***

En aras de la transparencia, debo decir que me desempeñé como Cónsul General de Colombia en París entre 2012 y 2015, por nombramiento del presidente Santos, gracias a la Canciller, María Ángela Holguín, con quienes tengo un gran agradecimiento por haberme dado la grata oportunidad de trabajar por y con la comunidad colombiana en Francia.

danielgarciapena@hotmail.com  

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