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En lugar de OCAD de CyT para regalías, junta independiente como la del BanRepública, al estilo de Corea del Sur.
Moisés Wasserman, bioquímico exrector de la UNAL, describió el “fracaso en la política científica” en su columna. “Necesitamos desesperadamente una política exitosa de ciencia y no la tenemos”, anotó. Parafraseando, necesitamos desesperadamente reducir la inmadurez política y lo que tenemos es abundancia de ella. Una muestra: querer dejar a todo el mundo contento en la política de ciencia, tecnología e innovación (CTeI).
Otra muestra: no darle prioridad a temas que no dan votos, aunque el futuro del país dependa de ello, como la primera infancia y la CTeI. Así que difícilmente un presidente promedio logrará lo que se necesita: i) elevar el presupuesto de CT+I a 1 % del PIB; ii) cambiar la lógica politiquera del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Fctel) del Sistema General de Regalías (SGR) mediante iii) una reforma institucional que le de estabilidad y horizonte a la política de CTeI más allá de un gobierno.
Recordemos por qué vale la pena este cambio, en palabras de Wasserman: “El impacto de la CTeI en el progreso de las naciones y en el bienestar de la gente es una verdad axiomática”.
Ya lo sugerí hace cinco años aquí mismo: darle tanta importancia a la política de CTeI como a la política monetaria y cambiaria, es decir, crear un arreglo parecido al del Banco de la República: una junta independiente de periodo fijo y dedicación exclusiva, que tome las decisiones de política presidida por el ministro del ramo sobre una bolsa de recursos unificada (del presupuesto de la nación y de regalías). Corea del Sur lo hace similar, por ejemplo.
Necesitamos desesperadamente acabar el juego inmaduro del Órgano Colegiado de Administración y Decisión (OCAD) de CTeI, donde el Gobierno Nacional, los gobernadores y las universidades (seis que se rotan) deciden con la sapiencia y la eficiencia de un órgano político sobre cuestiones que desconocen. Ha sido un desastre de atomización, despilfarro y baja ejecución de los recursos (18 % de los $3 billones del bienio 2023-2024), y de ausencia de programas de largo plazo para el país. CTeI recibe el 10 % del total de regalías y no hemos sido capaces de hacerlo bien.
También deberíamos acabar el juego inmaduro de ministros de CTeI que no creen en la ciencia ni son respetados por los científicos, o de alta rotación, al frente de un ministerio débil (al que le van recortando el presupuesto año tras año), desarticulado y desorientado, pero dependemos de la calidad del próximo presidente para pedirle esas dos proezas.
La actual gobernanza de CTeI no permitirá que esta atienda los requerimientos para el desarrollo económico y social (capital humano técnico, investigación básica y aplicada, absorción tecnológica, programas de apoyo a apuestas productivas estratégicas). Camilo Younes, exvicerrector de investigaciones de UNAL y expresidente del OCAD de CyT, me dice que todavía no se tiene el plan bienal 2025-2026 y que estábamos mejor con Colciencias.
Por el ajuste fiscal inevitable, podemos comenzar por probar usar bien las regalías bajo un nuevo diseño y escalonar el incremento del PGN para CTeI. Y por bajarle al populismo y a la condescendencia de meter en la política de CTeI el conocimiento no científico. Y sí, necesitamos ciencia social, no narrativa e ideología envueltas en unos datos escogidos.
