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La educación en un país reacio al largo plazo

Daniel Mera Villamizar

25 de agosto de 2025 - 12:05 a. m.

Proyecto de ley busca volver vinculante el Plan Decenal de Educación, por malas razones.

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El ministerio está preparando la discusión de lo que será el cuarto Plan Decenal de Educación, PNDE 2026-2036, y en el Congreso hace trámite una modificación legal (art. 72 de Ley 115 de 1994) para que el PNDE sea vinculante, es decir, “un marco de referencia obligatorio para la formulación de las estrategias y metas del sector educativo en los planes de desarrollo nacionales y territoriales correspondientes a cada periodo gubernamental”.

El asunto parece sin importancia porque sabemos que no seguimos bien los planes a cuatro años, y los planes a 10 años simplemente los ignoramos. Pero justo por eso merece atención: un país que no logra gestionar el mediano plazo (4 a 10 años) y menos el largo plazo (15 a 30 años) difícilmente podrá alcanzar metas ambiciosas, que requieren consistencia y maduración. Deberíamos volver a leer la integral Visión Colombia 2019 y la competitiva Visión 2032. La planeación es condición necesaria, aunque no suficiente, del desarrollo.

La preocupación actual con volver vinculante el PNDE, que esté lleno de las ideas de este gobierno y obligue a los siguientes, refleja una de las causas de no ser capaces con el mediano y el largo plazo: la falta de consenso (sobre ideas, propósitos y estrategias fundamentales del país).

Está bien y es necesario el disenso respecto de una visión dominante, pero que haya tantas “visiones” como partidos políticos y cada uno de estos quiera inventar en el gobierno, o que en realidad los partidos sean precarios y se imponga el personalismo (a menudo de improvisadores), configura el cuadro de un país políticamente adolescente.

No pocos creen que nunca alcanzaremos el desarrollo de Corea del Sur o Singapur porque no tenemos un régimen autoritario o hegemónico que nos mantenga en la senda del crecimiento alto y sostenido, pagando con bienestar la merma de las libertades políticas. Si seguimos con la anarquía política de decenas de partidos (y un interesado romanticismo “comunitarista”), sin duda que no. Pero podemos acordar un sistema de partidos estructurado y funcional que nos permita lograr el mismo progreso que una dictadura desarrollista.

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El romanticismo comunitarista interesado: según el proyecto de ley en curso sobre el PNDE, el carácter participativo lo dan “las comunidades educativas, los pueblos étnicos y los diferentes sectores sociales”, y por su carácter participativo el PNDE será vinculante. La legitimidad no vendría de los partidos según su desempeño en las elecciones, sino de las reuniones o instrumentos con ciudadanos que saquen tiempo para hacerle retroalimentación al gobierno. Así es muy difícil darle entidad a un plan decenal de educación, pero congresistas de la bancada del gobierno están haciendo la tarea.

Consolidar la democracia es más que arreglar el sistema de partidos y controlar la corrupción política, pues hay que ir al sustrato cultural necesario para las instituciones de la democracia liberal y la economía de mercado capitalista, pero con mejores partidos y coaliciones institucionalizadas se pueden hacer pactos de Estado, agencias técnicas con mandatos fijos, reglas fiscales, fondos soberanos, misiones a 10 años, programas de 3 a 5 años, rendición de cuentas, en el marco de una visión de país de largo operacionalizable.

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Necesitamos, sí, poder incomodar en el presente a intereses creados para conseguir bienestar general en un futuro definido, sin que se acuda a vías de hecho por acto reflejo.

@DanielMeraV

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