Publicidad

La inquietante reforma curricular que quieren Gobierno y Fecode

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Daniel Mera Villamizar
17 de julio de 2023 - 02:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Politizar oficialmente los fundamentos y los objetivos de la educación, y la pedagogía, sería un retroceso.

El punto 11 del acuerdo colectivo 2023-2024 firmado entre el Ministerio de Educación y Fecode nos informa que estos “reconocen la necesidad de acordar con diversos sectores de la sociedad una reforma educativa fundamentada en la vida digna, la inclusión, la paz total y la justicia social”, es decir, fundamentada en conceptos (o consignas) manipulados políticamente por este gobierno.

En contraste, la Ley 115 de 1994 dice que la educación “se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes”. La necesidad de cambiar estos fundamentos no es tan evidente, salvo si están pensando meter de lleno su ideología, tan poco dada a los deberes y a la corresponsabilidad, en los contenidos de la educación.

El Gobierno y Fecode quisieran que los nuevos fundamentos de la educación vayan acompañados de “procesos curriculares que logren una formación integral que haga énfasis en la educación para la equidad, ciudadanía, la paz, socioemocional, para la reconciliación, antirracista y que combata el cambio climático”. La jerga tal cual.

La Constitución, un poco más sabia y sobria, estipula (art. 67) que con la educación “se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura” y que “formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente”.

Si tuvieran mayoría en el Congreso, algo más de pericia y nos descuidáramos, reformarían la ley general de educación y oficialmente tendríamos “adoctrinamiento”. Es poco probable que eso ocurra, pero envía una poderosa señal que induce a una aplicación de facto en las aulas. En el acuerdo colectivo de 2021 no estuvo este punto, de modo que lo pueden considerar una victoria.

La cuestión es que sí necesitamos una reforma curricular, pero claramente no una inspirada en semejante amalgama de ideas anti una cosa y anti la otra, sino en los mejores ideales de la humanidad, definidos por la cultura occidental, y en un proyecto de nación moderno, que lo tenemos, pero le hemos ido colgando cosas extrañas o importadas hasta desdibujarlo notablemente. No tenemos la capacidad intelectual para corregir donde se requiere, pero ese es otro problema (grande).

La “reforma curricular” es para adoptar un currículo nacional, “el centro de todo sistema educativo, que establece los objetivos, contenidos y resultados esperados de la educación, y define la visión y las aspiraciones que un país tiene para sus ciudadanos, su sociedad y su economía”, con palabras de la OCDE. Léase de nuevo: “sus ciudadanos, su sociedad y su economía”.

Un currículo nacional básico debe operar como un “igualador cultural y social por lo alto”, sin importar cualquier característica particular del ciudadano. No esta situación nacional en la que los niños y adolescentes de unos entornos adquieren conocimientos y habilidades que les aseguran progreso y bienestar, y a otros les dicen que mejor aprendan menos y diferentes cosas porque ya no son parte de nuestro acuerdo cultural o son de “grupos sociales oprimidos”.

Hay que simplificar esa cantidad de materias y cátedras de la secundaria, y emprender un cambio pedagógico, lo que nos exigirá ir modificando la infraestructura escolar tipo cárcel y las relaciones técnicas de docente/alumnos. Currículo nacional y cambio pedagógico van de la mano.

El gobierno tiene al respecto una brillante idea: “el poder pedagógico popular”. Si se le mete política e ideología hasta a lo pedagógico, con esa mitificación de lo popular, vamos a retroceder, y eso es decir mucho.

@DanielMeraV

Conoce más

 

Hugo(14000)17 de julio de 2023 - 10:20 p. m.
Un aspecto del complejo tema es el que trata el Sr.Mera.Se ve que entiende y sabe lo que escribe.Valores éticos muy valiosos por cierto e ideales son fundamento de religiones e ideologías que pueden lograrse como consecuencia educativa del desarrollo de la potencialidad y específicamente de las habilidades individuales,indispensables para el bien común.Falta mucho y hay que reformar,pero hacerlo es muy difícil y requiere gran pericia.No sabemos si la tienen quienes la proponen.
Edgar(87550)17 de julio de 2023 - 05:08 p. m.
¿Su postura sobre la educación no es ideológica? ¿No es ideología el programa moderno occidental colonial? ¿"Proyecto de Nación Moderno" no es ideología"? ¿"No tenemos capacidad intelectual para corregir donde se requiere"? ¿la cultura occidental debe definir nuestros ideales de educación? Parte de la labor de reforma educativo incorpora un debate crítico entre las posturas tradicionales y coloniales de la educación como la que usted defiende y las posturas que abrevan de perspectivas plurales.
Sigifredo(51538)17 de julio de 2023 - 04:40 p. m.
La izquierda, por antonomasia, hace mucho énfasis en los derechos pero poco en los deberes. Mera pasa por alto que los capítulos dedicados a los derechos en la Constitución del 91 fueron, en su mayoría, obra de la izquierda y los constituyentes más liberales. Eso ha tenido un costo inmenso para la supervivencia del civilismo y los valores que deberían garantizar una sociedad más ecuánime y vivible.
Magdalena(54544)17 de julio de 2023 - 03:55 p. m.
Ahora salen , con el cuento "tenemos la mejor educación del mundo"
DANIEL(93244)17 de julio de 2023 - 03:33 p. m.
Estimado columnista; NO sé cuál es el problema de que busquemos que la educación se dirija a formar una sociedad más justa, sin racismo, sin exclusión y a favor de la justicia social. Me parece que son ideales tan validos como los otros que usted menciona como parte de lo propuesto por la OCDE. Lo invito a dejar atrás el prejuicio de que todo lo que dice esta organización es lo único que hay que hacer para progresar en democracia. Hay mucho más, también muy importante!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.