“Todos ponen”, mejor que “gratuidad para unos y deuda para otros”, “gratuidad para todos” o “todos pagan”.
La representante a la Cámara Catherine Juvinao es apreciada y respetada en el subsector de la educación superior (ES). Así que todos quieren decirle con cariño observaciones al proyecto de ley (PL) de “reforma estructural al ICETEX”. Yo también. El PL va para segundo debate, en plenaria de Cámara, donde seguramente será aprobado. Tal vez sea el momento de amplificar la discusión pensando en el Senado.
El Icetex es un instrumento de política pública y esta se deriva de un modelo (de financiación de la ES). La reforma del Icetex debe ser una consecuencia de la revisión de la política y del modelo, lo que no ha ocurrido. Entonces causa un poco de estrés una reforma sin el debido marco, que es más una constancia de lo que el Icetex no hace bien y este gobierno hizo mal, para lo cual basta el control político.
El próximo gobierno no necesitará una nueva ley para reparar el desastre social causado con el Icetex y volver a una cierta normalidad mientras se pulen y conciertan las reformas educativas (con alguna articulación entre ellas). Los subsidios a la tasa de interés de créditos para estratos 1, 2 y 3 ya están en la ley y lo que falta es fondeo.
Sin duda, la representante Juvinao tiene gran sensibilidad social por los jóvenes vulnerables a los que les toca acudir al Icetex, pero su proyecto no cuestiona la política profundamente inequitativa de “gratuidad en las IES públicas y crédito (deuda) para los pobres en las IES privadas”. Vecinos de barrio popular: uno graduado de Medicina de la Nacional, con cero deuda; el otro graduado de una carrera menos rentable en IES privada, con $80 millones de deuda, a modo de ejemplo.
La política de gratuidad para unos y crédito para otros iguales es insostenible ética, moral, intelectual y socialmente; la política de gratuidad para todos (becar también a los estratos 1, 2 y 3 en las IES privadas) es imposible fiscalmente e inequitativa con niños y adolescentes al desfinanciar su educación; y la política de todos pagan, en IES estatales y privadas, es imposible políticamente, con implicaciones regresivas; así, viene quedando la opción de política de “todos ponen”, en IES estatales y privadas, según su capacidad de pago, gratuidad diferencial, medidas redistributivas y repagos contingentes al ingreso.
Sabremos las atribuciones y capacidades necesarias en la institución del Icetex durante la delineación o discusión de la nueva política. Si rediseñamos el modelo de financiación de la educación posmedia (no solo superior), y no únicamente por efecto de la ley de competencias complementaria de la reforma del Sistema General de Participaciones (SGP), más prematuro todavía reformar el Icetex antes. Si en el modelo metemos costo por estudiante, separación de fuentes y rendición de cuentas de creación de valor social y económico por docencia, investigación y extensión; garantías para inversionistas en esquemas de ingresos compartidos con estudiantes, entre otros componentes, es probable que el Icetex deba sofisticar sus funciones y servicios.
Hasta ahora, hemos visto más audacias o jugaditas de los enemigos del Icetex para alojar minas en el proyecto de ley, que propuestas de innovaciones que se atrevan a desafiar los supuestos de los discursos que se repiten.