La reforma de la educación media (grados 10 y 11) deberá traer una prueba del Icfes diversificada, como en China.
Salieron los resultados individuales de la prueba de Estado que presentaron cerca de 600 mil futuros bachilleres de calendario A. A propósito, dos reflexiones: i) la reforma educativa deberá implicar unos cambios en Saber 11, y ii) las pruebas de Estado deben tener valor social y de política pública.
La principal razón del cambio en Saber 11 sería la reforma necesaria de la educación media (grados 10 y 11), esto es, su diferenciación de la básica secundaria (hasta grado noveno). Hoy la media es una mezcla que asfixia a los estudiantes: extensión de la básica e intento de formación vocacional.
La solución es hacer lo que otros países, como Alemania, Francia, España, Reino Unido: prueba de Estado al finalizar la secundaria inferior y con base en los resultados (competencias académicas y conocimientos básicos universales) distribuir a los estudiantes en distintas modalidades de la secundaria superior.
Típicamente, hay dos grandes modalidades en lo que llamamos educación media: i) general académica, orientada a preparar para estudios universitarios de ciencias naturales y matemáticas, ciencias sociales y humanidades, y ii) técnica-vocacional, orientada a preparar para el mercado laboral con base en competencias aplicadas, con tránsito a formación técnica avanzada y tecnológica.
Naturalmente, la prueba de Saber 11 no podría seguir igual. Todos los estudiantes de grado 11 no presentarían la misma prueba. Habría subpruebas comunes (inglés y matemáticas básicas, por ejemplo) y subpruebas por modalidad y alguna o dos a elección, un poco como en el Gaokao de China. Aquí somos más rígidos en eso que los chinos, y laxos en lo que deberíamos emularlos.
Las subpruebas electivas permitirían que quienes se han decantado por ingenierías, en cualquiera de las dos modalidades de la media, puedan demostrar las competencias y conocimientos pertinentes, p.e. también los artistas en potencia. Si la educación debe girar en torno a los estudiantes, la prueba de Estado de egreso de la secundaria debería consultar las preferencias de los bachilleres. No darnos pereza diseñar y construir la diversificación de Saber 11.
Si bien lograr que los estudiantes no se aburran en clases y aprendan pasa primero por una reforma curricular (menos materias, más profundidad en las fundamentales) y un cambio pedagógico (hacer que encuentren sentido en lo que se está enseñando), las pruebas estandarizadas son la herramienta clave para la distribución de incentivos en una sociedad meritocrática (y democrática).
El Saber 11 que tenemos se corresponde con lo que ya no funciona en nuestra educación, que a su vez está relacionado con la poca valoración social de la misma. Mientras en China los días que se presenta el Gaokao se cierran calles para que los estudiantes tengan un entorno tranquilo, en Colombia seguimos con la música a alto volumen y la mayoría ni sabe que es un día importante para la educación y para el país.
Luego el Estado no usa realmente los resultados de Saber 11 en la política pública, y en esto hemos desmejorado desde que se acabó el Índice Sintético de la Calidad Educativa –ISCE, que apenas duró cuatro o cinco años. El Icfes hace una clasificación de planteles educativos por cinco niveles, que a pocos importa porque no tiene consecuencias. Así estamos y así nos va.